Jamás la historiografía cubana dejará de especular sobre la reunión en La Mejorana. Desde la costumbre milenaria de establecer trinidades santas en cualquier empresa humana noble, Martí, Gómez y Maceo constituyeron la correspondiente a la guerra de 1895. Y allí chocaron dos percepciones patrióticas en torno a la conducción de la guerra, representadas por los puntos de vista del Apóstol y del Titán.