La mejor de las lecciones en sin lugar a dudas aquella que transmite una enseñanza que no olvidamos jamás y por consiguiente nos acompañará el resto de la vida y guiará nuestro patrón de conducta.
Desde pequeños nos enseñan la importancia de no mentir, de ser honrados y justos, cualidades todas que se combinan en un individuo honesto o lo que es igual en una persona apegada a las normas elementales de la sociedad con el cumplimiento de sus deberes y obligaciones, sin que medie para ello engaños ni medias verdades.
La familia y la escuela juegan un papel fundamental en educación de los niños. El maestro se convierte en un ejemplo necesario a seguir por los alumnos y de él, en gran medida dependerá también la calidad de las generaciones del futuro.
Según definen algunas bibliografías ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos y elementos; es ser genuino, auténtico y objetivo.
Como parte de las acciones para fomentar el desarrollo de valores en las nuevas generaciones en los centros educacionales de San José de las Lajas se realizan charlas educativas, proyectan videos relacionados con estos temas y se utilizan los más diversos medios de enseñanza.
Las áreas de juegos en círculos infantiles son un ejemplo de esta labor, espacios en que los infantes se desenvuelven en diferentes roles, intercambiar con sus semejantes en imaginarios lugares como médicos, dependientes, jueces, maestros, entre otras profesiones que requieren de un personal no solamente capacitado, sino además con valores bien consolidados en su personalidad tales como la honestidad.
Este valor es imprescindible en las relaciones interpersonales pues facilita a la persona el ser aceptado por el resto de los miembros de la sociedad por su confiabilidad y el respecto que emana de su conducta con los demás.
Ser honestos es el camino ideal para vivir en colectivo y para alcanzar el verdadero triunfo, ese que se consigue con esfuerzo y que nos hace dignos de admiración.
