Las indisciplinas sociales encuentran cobertura en este período vacacional. La presencia de los jóvenes en la ciudad con conductas inadecuadas se hace cada vez más apreciable.
Ellos ingieren bebidas alcohólicas y deambulan hasta altas horas de la noche, lo que provoca disturbios y alteraciones porque no reparan en que muchas familias deben descansar para trabajar al siguiente día.
Ya se hace habitual el tránsito de los varones sin camisa a cualquier hora y por diferentes zonas del territorio, situación bien desagradable y que pasa inadvertida sin que se le preste atención.
Los adultos juegan un rol importante en el trabajo educativo con estos jóvenes. Si observamos con pasividad y aceptamos que se cometan estas indisciplinas, no será posible la tranquilidad ciudadana en esta etapa del año.
Por si fuera poco, se multiplican los basureros y los hechos delictivos en contra de la propiedad social.
No podemos renunciar a la palabra y a la charla que educa y convence y especialmente seamos ejemplo del buen decir y hacer.