Un héroe que  transpira vida

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Su mirada era profunda estela de luz que emanaba  autoridad y a la vez ternura. Caló  en lo más íntimo de del ser humano   para quedarse arraigada  a  la conciencia y el deber, dando vida el precepto  bíblico: amar al prójimo como a nosotros mismos, no transcrito mediante estáticos sustantivos sino a través de verbos conjugados en presente y futuro.

El Comandante Ernesto  Guevara de la Serna, ideólogo y  hombre de acción logró descubrir un camino de transición de la teoría a la acción y del “amor a la humanidad” a la violencia implacable contra la injusticia contra la falta de decoro, elementos que, unidos, dan como resultado el humanismo revolucionario, y que no es sino el núcleo central de su pensamiento.

Su talento altruista, su desprendimiento, su autenticidad,  lo exclusivo de su sentir por  los demás como parte de símismo,  le hacían transpirar vida haciendo  suyo cada espacio, al ver a Cuba liberada como redentor del universo real no pudo conformarse con saber que otros hermanos continuaban bajo la ignominia y convencido de la necesidad de extender la lucha armada en todo el Tercer Mundo, el Che  impulsó la  guerra de guerrilla en varios países de América Latina.

Entre 1965 y 1967, él mismo combatió en el Congo y en Bolivia. En este último país fue capturado y ejecutado de manera clandestina y sumaria por el Ejército boliviano en colaboración con la CIA el 9 de octubre de 1967.

Los asesinos cegaron el talento de  un hombre excepcional, médico, político, militar, escritor y periodista  y uno de los ideólogos y comandantes de la Revolución Cubana. Guevara participó desde la Revolución y hasta 1965 en la organización del estado cubano. Desempeñó varios altos cargos de su administración y de su Gobierno, sobre todo en el área económica.

Fue presidente del Banco Nacional, director del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y ministro de Industria. En el área diplomática, actuó como responsable de varias misiones internacionales.

Sin embargo, la muerte no logró apagar su  ímpetu  pues su ejemplo se hizo inmortal y trascendió el tiempo multiplicándose en la sólida formación del hombre nuevo, en aquellos que aman la verdad, en los que no reparan en sacrificios a favor de una causa justa.

Hoy el Comandante Ernesto Guevara de la Serna, nuestro Guerrillero Heroico se hace presente  en la sonrisa de las pioneras y pioneros cubanos que con orgullo prometen ser como él,  en el corazón de todo un pueblo trabajador, en el estudiantado y en el glorioso legado que escribe nuestra historia.

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