La noche es el horario de trabajo de muchas de esas mujeres y hombres enamorados de ese mundo de la gráfica, donde les permiten a los lectores conocer del pasado, el presente y el futuro, a través de las letras impresas.
Algunos de ellos entraron en la Industria Gráfica por decisión propia, o por cuestiones del destino, pero todos quedaron fascinados con esas gigantescas máquinas, el aroma a tinta y a papel.
La labor en la imprenta requiere de gran destreza en el montaje minucioso de los moldes para la correcta impresión de los diarios, tarjetas o postales, los materiales destinados a los centros educacionales y los textos de diferentes géneros que después serán armados página por página.
En nuestras gestas libertadoras estos obreros jugaron papel fundamental; un ejemplo de esto fue el surgimiento del primer periódico mambí de campaña en medio de la Guerra Grande, o de los Diez años, publicación que difundió la verdad de cuanto ocurría en el campo de batalla.
Este es un principio que en nuestros días, mantienen los gráficos cubanos, como digno homenaje el tipógrafo Alfredo López Arencibia quien a través de su oficio adquirió una vasta cultura, la que puso a disposición del proletariado cubano, al entregarse por entero a la organización de la lucha proletaria.