Existe una mujer en San José de las Lajas cuya pasión por el trabajo la distingue inmensa, es de esas personas que es capaz de reducir obstáculos en ese desafío contra las adversidades que le permiten siempre alojar una sonrisa.
Una canción de nuestros días asegura que el Béisbol se parece a la vida. En realidad, es mucho más que eso. En el caso de Cuba, fija esencias raigales de su identidad. En el suceso de la otredad, en la necesidad de los cubanos de diferenciarnos de la Metrópoli española, la pelota desempeñó un importantísimo papel antropológico.
Preciado sueño que habita la realidad de un enero de luz.
Llegó para hacer más hermosa una historia de amor, para acercar el futuro y alumbrar el presente.
Comienza un año y traigo una nueva propuesta, pretendo compartir razones, ideas y hacer un poco de luz en este camino que a diario nos descubre compañeros de trabajo, amigos, o sencillamente conocidos de vista. Elijo hablar sobre la amistad, ese sentimiento especialísimo, considerado por muchos un puente vital, es por eso que en este 2015 que recién comienza les invito a cultivar valores, y entre ellos la amistad.
Desde el amanecer de la existencia de un ser humano, se verifica el interminable viaje a la utopía. A lo largo de ese camino infinito al horizonte, hombres y mujeres establecen hitos para transitarlo. Esas son definitivamente las metas. En los textos al uso se refiere que son “el fin o el objetivo de una acción”. Como decía un viejo periodista cubano, cada meta se convierte inmediatamente en un punto de partida.
No son pocos los atributos que adornan la personalidad de Farah María García. Sensualidad, atractiva gestualidad y llamativo desplazamiento escénico, caracterizan la entrega durante más de 40 años de una mujer que ha hecho de la música el centro de su vida.
San José de las Lajas, capital de Mayabeque es un territorio que entre otras notoriedades, cuenta con protagonistas singulares, hombres y mujeres que a diario inscriben hermosas paginas en ese libro inmenso que es la vida.
La familia es la célula por excelencia, la fuerza de una nación. Podemos concebir un mundo sin confort, sin velocidad, sin ciencia, hasta sin dinero, y sin muchas cosas más de nuestro tiempo, pero nadie puede imaginar una humanidad sin familias. Ésta es la cuna de toda vida, tanto física como emocional y espiritual, ella existió antes que los pueblos, razas y naciones.