La familia, orígenes y divergencias

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 La familia es la célula por excelencia, la fuerza de una nación. Podemos concebir un mundo sin confort, sin velocidad, sin ciencia, hasta sin dinero, y sin muchas cosas más de nuestro tiempo, pero nadie puede imaginar una humanidad sin familias. Ésta es la cuna de toda vida, tanto física como emocional y espiritual, ella existió antes que los pueblos, razas y naciones.

Un hombre y una mujer formaron, aunque quizá ignorándolo, lo más vital para el desarrollo y crecimiento de sus hijos: un hogar.  La familia se refiere al núcleo social elemental. Al grupo de individuos vinculados entre sí por lazos consanguíneos, consensuales o jurídicos, que constituyen complejas redes de parentesco actualizadas de manera episódicas a través del intercambio, la cooperación y la solidaridad.

Desde tiempos remotos el hombre ha tenido que agruparse para satisfacer sus necesidades vitales. El trabajo colectivo servía para repartir responsabilidades, de esa manera facilitaban sus tareas. Con esto tuvieron la necesidad de socializar entre ellos, pero no solo compartían dichas preocupaciones, se dieron cuenta de la valía de compartir espacios mutuos  dando de paso  apareció a  la primera organización familiar, la Comunidad Primitiva: ésta nace con la aparición del hombre en la tierra y su desarrollo conforme a diferentes formas de organización benéfica.

Esta estructura cambió definitivamente las vidas de los habitantes de aquella época, pues se tuvieron que regir a ciertas condiciones de un líder. La familia consanguínea se considera como la primera etapa de la familia, en ella los grupos conyugales se clasifican por generaciones: todos los abuelos y abuelas en los límites de la familia son maridos entre sí; lo mismo sucede con los hijos. En esta forma de familia, los ascendientes y los descendientes, los padres y los hijos son los únicos que después de lejanos y, finalmente de las personas más lejanas están excluidos de los deberes del matrimonio.

 A tan sustancioso concepto, es decir definición, el cual ha requerido del esfuerzo de tantísimos estudiosos, y sobre todo al quehacer  cotidiano, incondicional y espontáneo de la humanidad, se impone añadir disciplina y respeto mutuo entre sus miembros, la convivencia y la armonía entre la familia y la sociedad marca el equilibrio  de los seres humanos  en el mundo.

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