Cuando se hable de esa mezcla increíble de bondad y fiereza, cuando se aluda a la dulzura y al ahínco, habrá que retomar entre tantas cubanas a una heroína, distinguida siempre por la sencillez, por una sonrisa sublime y amor profundo a la patria.
Me refiero a Vilma Espín Guillois, la Presidenta de Honor de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), cuyo ejemplo se inscribe de manera perpetua en el recuerdo y su legado como semilla en tierra fértil, abre caminos para que germine el futuro, que sabe de mujeres virtuosas en total desafío en este siglo.
Vilma era esa persona sencilla a la cual no resultaba difícil llegar, siempre atenta a quienes le rodeaban, delicada y dispuesta al diálogo, sin importarle cuan principiante en este oficio de preguntar y argumentar era quien le solicitaba una entrevista.
Luchadora de la clandestinidad, de la sierra y el llano, supo decidir por el amor a la Patria, a la libertad, y dejar a un lado las comodidades de su familia, para entregarse de lleno como toda combatiente, dispuesta a asumir cualquier riesgo, hasta dar la vida por la causa más justa.
Con una historia hermosa tejida con años de consagración y entrega a la Federación de Mujeres Cubanas, inspiradora de humanísimas obras como la creación de los círculos infantiles, fue ella esa mezcla de sentimientos, donde anidaron el coraje y la pasión, la voluntad y la sabiduría, la lealtad y el compromiso.
Queda su ejemplo, su enseñanza, esa manera llana y limpia de mostrar cuán importante es la ternura y como puede andar de la mano de la voluntad y el valor; a Vilma no se le puede recordar con llanto, porque fue capaz de enseñar que la vitalidad está en cuanto seamos capaces de sembrar a favor del bien y de ella siempre tendremos como pautas el rostro afable, la sonrisa eterna y la constancia en cada tarea.
Es flor, cielo, monte, mar, sonrisa de niños y niñas, igualdad, mujer, amor, su natal Santiago de Cuba, sea el mayor homenaje, la virtud dispuesta para fundar el bien, solo con cuanto dispongamos hacer de manera óptima en la obra diaria estaremos rindiendo el mayor tributo a Vilma Espín Guillois, una cubana que da luz a la historia y renace cada amanecer.