Un nombre en miles

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La semilla de la Revolución  germinó en un niño que vería sus sueños hechos realidad en millones de infantes…Fidel; un hombre impresionante, tuvo la convicción  toda su vida  de preservar los derechos de niños, adolescentes y jóvenes, y no solo de  Cuba,    también Latinoamérica y el mundo. 

Una de las prioridades del Comandante en Jefe fue la educación desde la premisa del apóstol ¨Al venir a la tierra, todo hombre tiene derecho a que se le eduque y después, en pago, el deber de contribuir a la educación de los demás¨

 Los cuarteles militares, testigos de torturas y crímenes cambiaron  desde el Triunfo de la Revolución Cubana en 1959 cuando una nueva tarea derrumbó el espanto y en su lugar, letras y números, convirtieron las lágrimas y el miedo  en risas y alegrías para quienes defenderían el  porvenir  y la prosperidad de un país.

 El futuro se abría pasos  por aquellas calles, un sistema educacional  triunfante enrumbaba hacia el horizonte  sin límite alguno. Todos tenían el derecho a la alfabetización, todos sin excepción eran merecedores de las bondades de la Revolución hecha por los humildes y para los humildes.

Hoy, la historia reverencia a quien como paradigma trazó una ruta, no exenta de obstáculos pero presta para quienes saben que en la perseverancia y el decoro va la certeza de lograr la maravilla.

Su  nombre se escucha en voces multiplicadas, se hace cada vez más inmenso, cautiva y llega a los lugares más recónditos del planeta, su obra perdura y crecerá en la esperanza del mundo mejor que demostró es posible lograr porque  todos somos Fidel.

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