El popular cuento infantil “La Caperucita Roja”, enseña a grandes y a chicos la importancia de ser precavidos, pero además como lo justo vence. Así, en las más modernas versiones la pequeña caperucita con sus jugarretas logra burlar al malvado lobo y llegar a su destino.
A Cuba le ha tocado, al igual que a la protagonista de este cuento, sortear obstáculos de todo tipo para llevar adelante el proceso revolucionario en esta nación.
Millones de dólares de pérdida cada año para la economía es el saldo del cruento Bloqueo Económico Comercial y Financiero al que ha sido sometida la Mayor de las Antillas hace más de 5 décadas.
El impacto del bloqueo es perceptible en las trabas para adquirir medicamentos que requieren pacientes con enfermedades cardiovasculares y cáncer, también en los obstáculos para adquirir materias primas imprescindibles en la elaboración de productos de los más diversos renglones que escasean en Cuba o se encarece su adquisición por concepto de compra a terceros países o su transportación desde otros continentes.
Embarcaciones, compañías, negocios de mayor o menor envergadura recibieron en estos más de 50 años severas sanciones por comercializar con Cuba, que van desde millonarias multas hasta la prohibición de comercio con el país más poderoso del mundo.
Maniobras de todo tipo caracterizan la política de los EEUU contra nuestro gobierno con la pretensión de rendir por hambre a los nacidos en esta tierra.
Sin embargo, toda una epopeya ha sido la resistencia de Cuba frente a los artificios, cada vez más frecuentes, utilizados para destruirla. La ayuda creciente de amigos y la valiente actuación de empresarios de todo el mundo, posibilitan el avance indetenible de la Revolución Cubana y es una muestra fehaciente de que cada vez son menos los que le temen al lobo.