Las mujeres cubanas ocupan un lugar en la historia por su participación decisiva en la defensa de los principios, de la libertad e independencia de la nación.
Sucesivamente desde la implantación de la república en 1902 las cubanas participaron en la lucha contra el imperialismo y a favor de los intereses populares.
A finales de la década del veinte y los primeros años del treintatuvieron un significante protagonismo contra la tiranía de Machado y posteriormente en los años cincuenta contra la dictadura Batista.
Haydée Santamaría y Melba Hernández en el Moncada, Lidia Doce y Clodomira Acosta en la lucha clandestina y Vilma Espín y Celia Sánchez en la Sierra Maestra fueron algunas de esas dignas inspiradoras de la lucha revolucionaria.
La colaboración de las féminas sirvió de soporte y sustento a la gloriosa gesta del Moncada, ellas constituyeron un detonador de firmeza y ahínco que guarneció con fervor el futuro de la Patria
desde trincheras de honor y decoro.
Así en la clandestinidad, en la Sierra Maestra, en difíciles acciones estuvo preséntela fuerza femenina esencial también en el triunfo revolucionario del Primero de enero de 1959.
Desde entonces fue evidente un cambio radical en la sociedad cubana, transformación palpable cuando el 23 de agosto de 1960 surge la Federación de Mujeres Cubanas (FMC); organización que asumió entre sus objetivos el ejercicio pleno de la igualdad de la mujer
mediante su incorporación a la producción, en la enseñanza, la cultura, la defensa y demás actividades de la sociedad.
El protagonismo femenino en Cuba sobresale en todos los órdenes de la sociedad, llega desde la historia misma, en esa perenne participación en la lucha por el bienestar de la Patria, por la defensa de sus conquistas y de sus principios.