El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba hace más de medio siglo, es el más largo en la historia de la humanidad, es la expresión más elevada de una política carente de legalidad y legitimidad y deliberadamente diseñada para provocar hambre, enfermedades y desesperación.
Pertenezco a una generación que nació con ese apellido, con esa herencia que aún no me permite saber cómo sería mi país de no existir esa medida que se torna impedimento para el progreso, freno y macabro obstáculo.
El daño causado por el bloqueo a Cuba es particularmente cruel en la esfera de la salud, no sólo se trata de los efectos económicos, duele el sufrimiento que ocasiona a los pacientes y sus familiares al no poder contar, en muchas ocasiones y en el momento necesario, con el medicamento idóneo para la atención de una enfermedad.
En el sector educacional el impacto del bloqueo se traduce en carencias que afectan el proceso de aprendizaje, la investigación y el trabajo científico de estudiantes y profesores en general. En la cultura, la ciencia y el deporte Cuba es afectada por dejar de percibir ingresos generados por exportación de bienes y servicios, reubicación en otros mercados, gastos adicionales en fletes y seguros y afectaciones monetario-financieras.
La incidencia del bloqueo a Cuba recoge unas cuántas páginas amargas de las que da cuenta la historia y también el altruismo de cubanas y cubanos, dispuestos a enfrentar la hostilidad del castigo impuesto por el imperio hace más de cinco décadas.
Pero el bloqueo, criticado por infinidad de personas de buena voluntad en todo el mundo, condenado tantísimas veces en las asambleas de las Naciones Unidas, sigue ahí, como muestra de prepotencia de sus patrocinadores, como burla a la humanidad.
La historia cuenta y exige, ahí están sus páginas que hospedan cada momento vivido en el que una y otra vez el bloqueo ha dejado ver su rostro. Valdría la pena que de una vez y por todas llegase a su fin, porque también es verdad, que a pesar de los pesares, lo que no se nos ha podido bloquear es la alegría, los sueños y mucho menos la esperanza de contribuir a lograr ese mundo mejor que sabemos es posible.
Hace 26 años el tema referente a esta medida genocida impuesta hace más de medio siglo a la mayor de las Antillas es presentado en la Asamblea General de Naciones Unidas y ha contado con el respaldo mayoritario de la comunidad internacional, a lo que Estados Unidos ha hecho caso omiso.
En la jornada de ayer, representantes de 31 delegaciones intervinieron ante el mayor organismo de la ONU para expresar el rechazo al cerco económico, comercial y financiero que insiste en perpetuar el gobierno estadounidense y exigieron el fin del bloqueo.
Hoy, en nuevamente el tema será sometido a votación. A pesar de todo lo intentado por Estados Unidos para demeritar a Cuba, para entorpecer este proceso, ha de imponerse la razón y la justicia. Cuba no está sola. #SomosCuba #SomosContinuidad#NoMasBloqueo