Benjamín Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.
Hay hechos en la vida que marcan una etapa o dejan una huella favorable hasta el fin de nuestros días. Así es la vida, una suerte de aciertos y desaciertos en posde alcanzar eso que llaman felicidad.
Muy niña todavía leí en algún libro que la felicidad no es más que levantarse cada mañana con deseos de trabajar y en las tardes tener deseos de regresar a casa.
Justo quedó grabado en mi memoria aquel concepto enesa etapa de la vida en que los problemas cotidianos por lo general, en Cuba, se reducen al limitado tiempo para jugar y hacer travesuras porque hay que estudiar, comer y dormir, todas ellas actividades que en la infancia impiden retozar hasta la saciedad, como único dificultada esa edad, a la que José Martí sabiamente llamara, La edad de oro.
Con al paso de los años conocí otras conceptos de felicidad a los que circunstancialmente hice míos en la adolescencia y en la juventud; creí en la existencia de momentos felices y hasta en el hecho de que la suerte es loca y a cualquiera le toca, como garantía de bienestar y edifiqué planes para alcanzarla.
Hoy sé que esta es un estado de ánimo, asequible si aprendemos a disfrutar las pequeñas y grandes cosas que nos rodean, si no nos dejamos derrotar por las adversidades, siempre eventuales y pasajeras, si gente amorosa nos acompaña y concentramos toda nuestra energía en lograrlo.
La felicidad, no cabe dudas,existe, está ahí, en la mirada que damos a nuestros hijos, en el deseo de serlo y de hacer, en el disfrute del hoy y el ahora, sin importar polémicos conceptos.