En un sitio que florece con amor.

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Las grietas en el rostro de Mario evidencian el trabajo duro de quien obtiene de la tierra el alimento diario. La piel curtida por el sol y la franqueza de este hombre con más de 8 décadas de vida, invitan a la complicidad, por eso me dejo llevar por sus historias tan reales como el brillo de sus ojos.

“Yo comencé desde joven en esta faena para ayudar a mi familia, pero antes del triunfo de la Revolución no era lo mismo, ahora contamos con mejores condiciones y recibimos el apoyo de la cooperativa que siempre está al tanto de los que nos hace falta, pero hay algo importante, mi esposa y mi hijo están a mi lado”— nos cuenta Mario Toledo López, de la Finca Integral “La Plata” en la Cooperativa de Crédito y Servicio, (CCS) “René Orestes Reiné, una de las más destacadas en Mayabeque.

Cada día, de lunes a domingo, Mario y su hijo dan la bienvenida al sol mañanero con el sudor en la frente. En lo que va de año tienen un sobre cumplimiento de 334 litros de leche y han logrado excelentes resultados en el cultivo de viandas y frutales.  Asimismo, utilizan la excreta del ganado como abono orgánico para sus siembras.

Según confirmó Odelín Oliva García, presidente de esta CCS, “la vianda y la fruta que aquí se cultivan son las de mayor calidad porque en su maduración nunca utilizan técnicas artificiales, ni dañinas”. Por eso son las escogidas para proveer cada día al hospital “Leopoldito Martínez”, al Hogar de niños sin amparo familiar y al Hogar de los ancianos del territorio, así como a otros destinos sociales.

Esta finca con nombre de sitio afortunado (“La Plata”) posee una extensión de una caballería de tierra; en ella, Mario y su hijo, se empeñan en multiplicar el alimento para el ganado y para lograrlo cosechan kingrás y caña, que procesan con una picadora fabricada por ellos mismos.

Pero una de sus mayores hazañas fue la construcción, a pico y pala, de un pozo que tiene más de 30 metros de profundidad para resolver la carencia de agua.

La tarea no resultó nada fácil. “Hay que estar loco para estar allá abajo” – le decían los que observaban cómo hacían el hueco en solo 17 días y exponiendo su vida. Pero para Mario y su hijo solo importaba lo que reportaría tal empresa. Hoy ya pueden contar con el vital líquido en todas las actividades diarias.

Mangos, peras, mameyes, coco, mandarinas y caimitos florecen en la finca de Mario, que privilegia con su labor a la ANAP y al campesinado cubano.

La máxima martiana: “Si el hombre sirve, la tierra sirve” está presente en el trabajo de estos laboriosos campesinos que aman su oficio y no descansan para entregar diariamente al pueblo alimentos de calidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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