Día de África

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Aquel 25 de mayo de 1963, los 32 países entonces independientes de un continente históricamente herido, crearon la Organización para la Unidad Africana (OUA). Era sábado, como simbólica responsabilidad de no descansar en la lucha contra el colonialismo. Y la fecha devino luego Día de África.

Años después, en un contexto diferente, con otros objetivos, pero con idéntica voluntad de aglutinar, surgió la Unión Africana (UA). No obstante, la empresa de los padres fundadores, sigue definiendo los retos de cada día por venir, como demostrando la significación histórica de aquella jornada de primavera.

El homo sapiens nació en África. La historiografía y la antropología, precisan incluso la ruta de aquellos remotos ancestros que se dispersaron por el planeta, pero que llevarían en sus genes contenidos de la tierra primigenia, imprescindibles en la constitución de la cubanidad.

El flagelo de la esclavitud constituye el gran crimen del colonialismo, una vergüenza para los poderes hegemónicos. A cada rato, la protesta contra la injusticia y las políticas neoliberales de choque, derriba el monumento de alguna gente participante en el alevoso negocio de esclavizar a hombres y mujeres raptados en África.

Se calcula que más de un millón de seres arrancados brutalmente de aquella tierra, fueron traídos a Cuba. En vano trataron de borrarles la identidad, de castrarles la resistencia. El palenque y la rebeldía lograron un sitio en lo cubano, como igualmente la liturgia, los ritos, las células rítmicas, los tambores de fundamento, las deidades queribles que aún confieren colores, salud, esperanza existencial, la fe inextinguible en vencer siempre.

África en Cuba

África anda así en la tanta melanina repartida. Pero lo cubano no es una simple síntesis de pigmentos. Es también la fusión milagrosa de las ideas. Y los hijos de África dieron desde temprano su grito de libertad. El abolicionismo halló su estación propia en la década de 1840. Y la tarea de romper cadenas dejó su huella en las dotaciones y hasta en el canon literario de la nación.

Y esa emoción tendría un lugar en el pensamiento revolucionario de los próceres cubanos. La abolición de la esclavitud y la independencia, constituyeron la unidad biunívoca en la gesta inacabable.

El sueño de justicia supo ejercitarse en el Ejército Libertador. Y entre los líderes de la hazaña decimonónica, brillaron por ejemplolos generales Guillermón Moncada, Quintín Bandera, y los hermanos Antonio y José Maceo Grajales.

La raíz africana ocupó especial atención del sabio Fernando Ortiz, en el descubrimiento del alma de la nación. Pero la conquista de auténticos cuantos de justicia, el reconocimiento del legado de aquellas tierras, llegarían con el triunfo revolucionario del primero de enero de 1959.

Desde entonces, una hermosa relación se estableció con África. La Cuba nueva extendió su brazo hermano a la Argelia combatiente, y por el entonces Congo belga pasó la leyenda siempre heroica del Che. Y colaboradores cubanos consagraron la más hermosa ofrenda en las guerrillas en Guinea-Bissau, en Cabo Verde, en Mozambique, y muy puntualmente en Angola.

El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz recordaba que nadie le brindó apoyo a la Etiopía agredida por el fascismo italiano en 1935, pero que en 1977, la lejana Cuba envió la ayuda necesaria para rechazar la invasión somalí.

Y en África se levantaron dos monumentos a la solidaridad de la Revolución: la independencia de Namibia y la desaparición del oprobioso régimen del apartheid, tras la colosal Operación Carlota, en la que participaron durante 15 años unos 300 mil voluntarios cubanos.

Aún sangran las heridas del saqueo y del olvido. Por eso siempre habrá un sueño que reparar. Cuba colabora en los mejores proyectos humanos: los de la salud y la instrucción. Desde el archipiélago rebelde del Caribe, el Día de África se celebra con razones de vida y luz.

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