Carlos Ettiel: letra con arte y con risa

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“Nunca te olvides de sonreír, porque el día en que no sonrías será un día perdido”.

Charles Chaplin

De fortuito tiene poco el hecho de hallar a buenos escritores en una feria del libro. Pero tropezar con uno que además de escribir bien te haga reír, es un verdadero privilegio.

Su nombre es Carlos Ettiel Gómez Abreu, y lo encontré en la biblioteca municipal, en el mismo centro de la capital de Mayabeque momentos después de quedar inaugurada la Feria del Libro en este territorio del occidente cubano el 29 de marzo de 2017.

Se trata de un escritor que a los 38 años acumula premios y reconocimientos congruentes con una obra que ha cautivado a los más exigentes críticos del mundo editorial, pero sobre todo a los lectores: quienes según él, “son los que tienen la última palabra”.

Cuando lo vi hablaba de uno de sus títulos con Dania Valle, correctora de la Editorial Montecallado de Mayabeque, y en una de las breves pausas que hicieron me confirmó lo que intuí de aquel diálogo: se trataba del autor del libro, Ponle sazón a la décima, muy mentado entre los organizadores de la feria.

Nuestra conversación, de casi 30 minutos, fue como bálsamo. Además de ofrecerme la oportunidad de viajar por el mundo de sus letras, conocerlo y reconocerlo, aquello fue como para morirse de la risa.

Y el humor a todo el mundo le gusta

-Proyecto mellizos y Ponle sazón a la décima, son los dos títulos suyos que se presentan en la Feria del Libro este año, ¿qué propones en cada uno?

El primero de ellos, Proyecto mellizos fue el libro que publicó la Editorial Hermanos Loynaz con motivo der haber obtenido el Premio en el concurso nacional convocado por esta casa. Se trata de un premio al que aspiran no pocos escritores y tuve la suerte en el 2015 de llevarme el premio con esta noveleta, y de que un año después el libro haya salido a la luz con ilustraciones de Jean Carlos Perugorría. La edición de este texto estuvo a cargo de José Raúl Fraguela, uno de los mejores editores de literatura infantil con que cuenta nuestro país. Estoy seguro que a los niños les va a gustar.

Proyecto mellizos es la historia de dos hermanos Melisa y Felipón. Felipón es alérgico a la hermana, tiene  melisitis aguda, entonces tiene que ir a un país desarrollado con la mamá para investigar cuál puede ser la cura para su enfermedad. Los padres de los mellizos se llaman Llepeto y Penélope y tienen historias interesantes con muchos hilos dramáticos y con mucho humor. Esta historia se mueve por muchos recovecos. Tiene aventura, cosas increíbles, humor y mucha fantasía.

Cada capítulo te invita a continuar leyendo el siguiente. Es un suspenso. A veces mi hija cuando lo lee me da codazos porque dice que le dejé el capítulo en la mejor parte, y precisamente esa es la idea, no puede ser predecible la historia que viene sino no funciona bien. Y ese pienso, es el principal mérito del libro. Estoy casi seguro que el libro va a agradar, aunque bueno, la última palabra la tienen los pequeños lectores.

Este libro tuvo su primicia el 15 de febrero en la Sala Dora Alonso de La Cabaña. Desde entonces lo he presentado en otros lugares, en Matanzas. Luego lo presentaré en Sancti Spíritus cuando termine en Mayabeque. Pero primero lo presenté en los talleres, soy asesor literario en Jagüey Grande.

El otro texto es Ponle sazón a la décima, y es para adultos. Este tiene décimas picantes de doble sentido. Fue publicado por la Editorial José Martí en su Colección A reír. Este libro me complace mucho porque es de décima y yo cuando niño comencé por ahí. Yo ahora estoy de narrador para niños y jóvenes, la poesía siempre me gustó, pero mis inicios fueron por la décima.

-¿Por tu familia?

En realidad en mi familia no había repentistas, pero sí mis abuelos eran amantes de la décima y la cantaban aprendida. No improvisaban, pero sí les gustaba mucho. Y entonces sí, tuve influencia por ahí un poco. Pero en realidad lo que más llamó la atención cuando comencé en los talleres literarios fue la construcción estrófica de la décima, los diez versos porque riman y cuando uno es niño le gusta esa sonoridad que produce la rima.

En este libro aparecen distintos tipos de humor: sátira social, el doble sentido, humor negro. Hay décimas de un humor culto, sin embargo todo el mundo lo entiende. 

En la actualidad la décima es muy subestimada. Cuando compite con la poesía esta tiene sus ventajas porque no está ceñida a ninguna métrica. Pero tenemos que tratar de hacer una décima literaria, una décima con valores. Incluso dentro del repentismo hay muy buenas décimas.

Dentro de la literatura el humor también está subestimado. El humorismo es considerado un producto de menor rango, más suave. Sin embargo es bien difícil. No hay nada más serio que encontrar los resortes para construir el chiste, en qué momento aguantar el mensaje para que este sorprenda y haga reír. Por eso me alegra mucho que la casa editora José Martí haya asumido este libro donde se combinan las dos cosas, la décima y el humor. Y eso es lo que precisamente prende en el público.

La mayoría de los que escriben poesía culta o verso blanco, es decir versos muy elevados desde el punto de vista estético lo hacen para los mismos escritores y algunos lectores muy avezados. Y el humor a todo el mundo le gusta. Por eso estoy muy satisfecho con este libro

Este texto tiene Las décimas del pan que obtuvieron el premio del público en Mangle rojo en la Isla de la Juventud, tienen las décimas Venta de frutas que en realidad nadie las conoce por ese nombre sino como La papaya de Soraya, décimas que obtuvieron el Premio Aquelarre. También tiene otras décimas que alcanzaron el Premio Juan Ángel Cardi del Museo del humor en la Bienal de San Antonio de los Baños, un evento que alterna con la Bienal y se llama Humoranga ariguanabense. Es decir que aquí reuní obras premiadas como cuadernos, como décimas independientes en distintos concursos y han sido publicadas en Palante y en otras publicaciones periódicas.

Ahora estoy trabajando en la segunda parte que se llama Décima con picante.

-¿Te gustaría que se cantaran tus décimas?

Se pueden cantar, yo lo que hago es dramatizarlas porque tienen muchos diálogos. Para darle promoción presento el libro casi siempre con algunas de las décimas más picantes, mirando siempre que en el público no haya niños. Las del pan sí se pueden hacer delante del público infantil.

-¿Puedes hacerla para mí ahora?

Bueno, las del pan son doce y no las voy a decir todas.

-Hacer reír es difícil. ¿Lo aprendiste o es algo que tienes incorporado a tu manera de ser y de escribir?

Es que la vida es complicada. Para mí el humor es un escape. Yo no creo que sea tan talentoso en ese aspecto. Es cierto que es importante tener un don. Hay quienes lo tienen y no lo desarrollan bien. De ahí que es muy importante estudiar. He conversado con muchos escritores que insisten en los tecnicismos. Tú tienes que dominar bien la técnica, en mi criterio, lo que no debe notarse es que la técnica te domine a ti. Tienes que ser lo más natural posible.

Hay que leer mucho para no repetir el chiste que otro hizo.

-Que nadie piense que con el pan imitaste a Pánfilo.

A veces uno hace parodias y cosas que se asemejan a otras que se hicieron. Pero las décimas del pan yo las hice hace tanto tiempo. Es verdad que tiene puntos de contacto con el monólogo de Pánfilo. Pasa que algunas veces los artistas tratan el mismo asunto, hasta piensan casi lo mismo y sin embargo uno no imitó al otro.

-¿Ya Pánfilo leyó tus décimas del pan?

No sé, pero yo y otros escritores como Karel Leyva se las pusimos en Facebook.

No es publicar por publicar

-¿Esa manera de escribir la décima es también una manera de salvar la poesía cuando hoy los expertos advierten que se trata del género menos leído?

Yo escribo poesía también, verso libre, fíjate como te digo, me encanta la poesía. Pero sé que es a los menos a quienes nos gusta la poesía. Lo que digo es que la décima siendo tan subestimada, tan subvalorada; pero es mi opinión y la de muchos otros escritores: la estrofa nacional es la décima, y tenemos que defenderla.

La literatura infantil se presta mejor por la rima que le gusta mucho a los niños. Yo hago el soneto, sonetillo, romance, ovillejo, pie quebrado, cabo roto, experimento con la décima laberinto.

Todas las estructuras estróficas son válidas, pero en la actualidad se quedó el verso blanco. A veces uno se cuestiona, ¿será que los poetas no saben construir la estructura? Es verdad que es más difícil en una estructura cerrada con métrica y rima decir cosas, pero sí de verdad el poeta es bueno, y los hay en Cuba muy grandes, hace un buen soneto, una buena décima con poesía y con profundidad.

-Eres un escritor muy prolífico, ¿cómo lo logras teniendo otras actividades que te ocupan gran parte del tiempo?

Eso lleva disciplina. Cuando yo empiezo a hacer una novela, todos los días escribo un capítulo hasta que termino los 30 o 40 capítulos de la novela. Y me demoro un mes aproximadamente haciéndola, hay quien pasa un año para hacer una novela. Conozco escritores que se sientan y la hacen en tres días. En mi caso se trata de resistencia.

-¿Te inspiran voces misteriosas que te susurran al oído o te sacude una fuerza arrasadora como le ocurrió a Gabriel García Márquez antes con Cien años de soledad, o simplemente cuando se te ocurre una idea decides desarrollarla?

Con la poesía me ocurre eso de los susurros, pero en la narrativa yo primero planteo una estructura, aunque antes la musa me trae el tema. Pero cuando empiezo a escribir nunca sé lo que va ocurrir en el capítulo siguiente. Lo que trato es que sea algo tan novedoso, que logre sorprenderme a mí mismo. Sobre todo el final tiene que impactar, y si es posible hacer una segunda parte y una tercera, para después hacer una antología con los tres.

Ahora mismo estoy haciendo una novela, no quiero adelantar nada, pero en la narración un personaje que debe estar en un lugar no se le encuentra cuando se le busca. Antes de empezar diseñé el conflicto, los personajes. Y quiero hacer algo que nadie ha escrito, o hay poco sobre ello. Y no es que yo vaya a descubrir el agua tibia. Cuando vienes a ver alguien lo hizo antes, pero tú no leíste porque no accedimos a ello. Es decir, si voy a hacer un libro trato que destaque por algo, porque bien escritos en un concurso puede haber diez libros, pero el premio se lo lleva el que es diferente, y es que hay una pila de gente buena y es complicado marcar esa diferencia, la competencia es grande.

Publicaciones y Premios: Polvo de hadas (Ediciones Matanzas, 2012, poesía para niños), Sombras del alma, Premio Mangle rojo, AHS Isla de la Juventud 2012), Reino de hechizos, Ediciones Aldabón, 2014), Los caprichos del tiempo (Premio La Edad de Oro 2014, en poesía, Editorial Gente Nueva 2015).

Mención en el concurso internacional de minicuentos El dinosaurio con Miradas, 2013. Mención en poesía Delia Carrera y Premio Regino Pedroso Aladécima, ambos en 2014 y Mención de novela juvenil Félix Pita Rodríguez, 2015

-Muchas veces los libros se compran y no se leen. ¿A crees que se deba que los niños y los jóvenes se estén alejando de la lectura consciente?

A veces se publican cosas que son difíciles de leer. Si tú coges un libro y el primer capítulo te deja intrigado, lo sigues leyendo. Esa es la prueba que tienen que hacer todo escritor. Hay autores que tienen la posibilidad de publicar, incluso aunque el texto tenga menos calidad.

-¿Cómo hacer entonces que se dé el primer paso, que se tome el libro y se comience a leer?

Lo que pasa algunas veces que le falta una buena divulgación al libro, una buena promoción. Falta la persona que lo promueva de manera adecuada. En el caso de los niños es importante jugar con ellos, hacer otras actividades que les recuerde el texto. Si el libro trata sobre un payaso, hay que presentar el libro con un payaso.

Si tiene animales, se puede aplicar la técnica del origami y que esta juegue un papel en la actividad. Hay que hacer trabalenguas, adivinanzas, llevar al autor hasta el niño, tomar fragmentos que tengan humor, misterio, aventura, acción, y si tienen acción dramatizarla. Con todas esas cosas se despierta el interés por el libro.

-¿Todos esos métodos que enumeraste son las claves de tu éxito como escritor porque a la misma vez que escribes te has dedicado a promover tus propios libros?

Nosotros tenemos un taller en Matanzas que lo coordina José Manuel Espín, que es un gran escritor. El taller que tiene es para niños, y hay un grupo de escritores matanceros nucleados en ese taller donde no solo se aprende literatura, sino también se debaten los libros que se van a presentar como proyectos editoriales.

Pero también se debaten estas otras cosas de cómo presentar y promover los libros, de cómo se prepara un libro para enviarlo a un concurso, cómo encuadernarlo, cómo prepararte estratégicamente para un evento. Cómo presentarlo a los niños, la narración oral, quizás un poquito de artes escénicas, declamación, quizás músicos, artistas y otras herramientas que permiten apoyar el acto de la presentación de un libro.

Yo soy asesor literario en una peña de Jagüey Grande que se llama Polvo de hadas, como mi primer libro, y la hacemos en el patio del museo. Además de eso como asesor hago tres actividades y desarrollo cinco talleres en los que promociono libros, pongo una tendedera con 20. Hago algo similar a La neurona intranquila, que consiste en leer un fragmento y entregar tres libros para que identifiquen a qué texto corresponde el fragmento.

Los libros que pongo en la tendedera están sanos y cuando hay libro viejo y estrujado, nosotros les decimos que es algo muy bueno porque ha sido un libro muy visitado. En la biblioteca los libros más escachados son los mejores libros porque son los que más veces les han pasado las manos por encima. Si el libro permanece nuevo está triste. De todo ello hablamos con los niños y de la importancia que tiene la lectura.

Es importante no imponer, que sea el niño quién escoja. Hay libros de bellas ilustraciones, pero el texto…, y son escritores que deberían cuestionarse porque a la vez que sale el libro, no tiene arreglo. No es publicar por publicar.

Quiero decir que la manera de promocionar la lectura tiene que ser agradable, y da resultados. Los niños de Polvo de hadas leen, me preguntan sobre las novedades

-¿Estás satisfecho con los que has creado hasta hoy?

Hasta ahora sí. Precisamente por eso, porque lo paso por el taller de adultos de autores para niños de Matanzas. Allí todos criticamos. A veces me dicen que tengo que criticar más suave, hablar más bajito porque yo hablo alto, y porque hago críticas objetivas muy incisivas gracias al Taller Onelio Jorge Cardoso y otros talleres y cursos que he pasado. A mí sí me encantan que me critiquen y doy las gracias emocionado y de corazón por eso. Es que si yo no la veo y sale así paso tremenda pena. Y yo sí arreglo, y eso para mí es uno de los logros.

Así me siento más satisfecho porque sé que le ha pasado la mano a mis textos la mayor cantidad de veces posibles. Nunca me separo de mis libros, después que termino y se enfrían regreso a ellos, vuelo y arreglo todo lo que sea necesario. Creo que estos ha sido lo que me ha ayudado a obtener algunos premios y publicar algunos libros. Uno no se puede creer que todo lo tiene bien, la clave es buscar la manera de mejorar.   

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