El blanco fue siempre su color preferido desde la orilla suspiraba profundamente observando la espuma del mar , Solíamos merendar en la cafetería del Pairet., recuerdo que siempre pedía refresco gaseado porque la transparencia de las burbujas lo inspiraban.
Solo me bastaba mirarle a los ojos para adivinar sus ideas contrariadas por los designios de sus padres y sus aspiraciones propias.
Cursábamos entonces el duodécimo grado en el preuniversitario José Martí de ciudad de la Habana .
Salvar la vida , me decía frecuentemente, es como poner alas a los sentimientos , es algo así como escribir versos que se esparcen en el aire para desahogar las aspiraciones reprimidas , es amar sin darle paso a los temores, y yo que me considero un eterno enamorado quisiera ofrecer mis manos para que sean bendecidas por el arte curar.
Conspirábamos a escondidas planes venideros y entre fantasías y escaramusas imaginarias su rostro y su voz me parecían más interesantes aún, más graves.
El cirujano , continuaba expresando, es el sastre de la textura humana , sabe combinar las piezas para confeccionar el traje que llevamos con medidas exactas volviendo una y otra vez de regreso al camino del cual no queremos apartarnos .
Así era él , profundo , firme en sus propósitos por eso no me sorprende encontrarme hoy con Andrés en el lowy del hospital “Hermanos Ameijeiras” con su bata blanca , el blanco que siempre lo hizo pretender, para juntos sentarnos en el muro del malecón a recordar viejos tiempos después de haber concluido una intervención quirúrgica .
Aún la espuma del mar inspira a mi amigo y continúo viendo en él aquel joven , aquel adolescente de férrea voluntad que luchó hasta hacer reales sus anhelos