Tokio.- EXTENUADA, ahora sí, llegó la judoca cubana Idalys Ortiz a la zona de entrevistas del Nippon Budokan, tras agenciarse la medalla de plata de la división de más 78 kilogramos en los Juegos de la XXXII Olimpiada.
Fue superada en la final por la japonesa Akira Sone, en un combate extendido a regla de oro y decidido por tres penalizaciones o shidos…
Con la amabilidad y entereza de siempre, con la voz rajada por momentos y alguna lágrima escúrriendosele, la ahora cuatro veces medallista olímpica (1-2-1) respondió todas las preguntas que le formulamos, a minutos de subir a recibir su presea sobre el podio.
No se la regalaste, tuvo que pelear nueve minutos, le dije para provocarla y fue suficiente…
«Cuando hablamos de lucha hablamos de deportes de combate y ahí no se regala nada. O se gana o se pierde, simplemente. Vinimos acá a conseguir una medalla y está hecho. Es la cuarta para mí y realmente estoy muy contenta porque muchas personas la vieron imposible, pero yo no. Sabía que podía conseguirla. Me sacrifiqué y me esforcé en muy poco tiempo, solo dos meses y medio. Pienso que ha sido una gran hazaña y estoy muy contenta», sostuvo sentidamente.
«Todas las competidoras que están acá son de clase élite, en muchas ocasiones nos hemos encontrado. Esta muchacha (Rochele Nunez) anteriormente competía por Brasil y ahora por Portugal. Hemos tenido varios encuentros y he perdido en alguna ocasión con ella.
»No era fácil por tratarse del primer combate, ni porque no esté en el puesto que las personas consideran de las mejores del mundo. Tiene muchísima calidad y salió a hacer su estrategia, me conoce bien, pero yo sabía que podía conseguir la victoria y avanzar hasta esta medalla», comentó la artemiseña sobre un debut que nos erizo la piel a todos, la verdad.
Sobre su condición de salvadora, tras llevar de nuevo a Cuba al podio del judo olímpico, apuntó: «ha pasado en reiteradas ocasiones. Uno siente cierta presión porque no nos gusta regresar sin medalla, pero se revierte en el trabajo y el sacrificio que hemos venido realizando por años y ponemos en práctica todo lo que sabemos para obtener el objetivo y no permitir esos regresos sin nada…».
Entonces me dieron un filo los colegas y le pregunté por quién resolverá esos problemas en el futuro, pensando que hoy se despedía del deporte activo…
«Hay que trabajar, tenemos muchos atletas con las condiciones y el deseo. Vamos a necesitar lo que esta vez no tuvimos por la covid-19… Pero trabajando, con más intervención internacional y deseos pueden venir otros atletas que tengan estos resultados…»
¿Te despides aquí, hoy? Le pregunté de todas maneras, y la respuesta fue un soplo de esperanza… «Eso no lo sabe nadie…»
También hubo reflexiones sobre personas importantes vinculadas a su carrera… «Hector Rodríguez (primer medallista y campeón de Cuba) y Ronaldo Veitía han sido ídolos, han sido guías, han sido como padres. Han dejado un legado muy importante, han dejado una enseñanza y han sido educadores del deporte cubano, del judo en particular. Como pionera y seguidora del judo me he acatado a todo ese legado», expresó.
También habló de su padre, a pesar de reconocer que ese tema la vuelve muy vulnerable… Falleció hace solo nueve meses.
«Y sobre mi padre, no está. Es la primera vez que vengo a unos juegos olímpicos y no está. Esta medalla va dirigida a él, yo me propuse llegar acá y hacerlo por él», alcanzó a decir.
La referencia a la estelar Driulis González, cuatro veces medallista bajo los cinco aros (1-1-2), no faltó en el intercambio…
«La intención no es mejorar, sino igualar. Driulis ha sido la más laureada del deporte cubano y siempre fue mi ídolo. Quise seguir sus pasos y hoy estoy igualándola con cuatro medallas olímpicas. Y el caso no es superarla, ni ser mejor, sino seguir su legado si decido continuar y buscar otra medalla olímpica. La intención no será superar a nadie, sino seguir el legado de todas las campeonas que han pasado…», dijo antes de enumerar a varias de las legendarias.
Sobre las aspiraciones de aquella chica de 18 años de edad que estrenó el podio olímpico en Beijing 2008 hubo que hablar también…
«Sí, pensé estar aquí. Beijing 2008 era para Driulis González su quinta medalla olímpica. Desgraciadamente no la pudo conseguir y en ese momento dije que tenía que llegar hasta allá, yo necesito llegar hasta allá. Y en vista de eso me preparé para llegar hasta aquí. Cuando uno mira hacia atrás han pasado años y estamos acá cumpliendo un sueño más».
Finalmente habló de Akira Sone, su única victimaria de hoy, y del resto de las rivales… «Son atletas jóvenes que están mejor preparadas. Hace solo dos meses y un poquito que hemos hecho una preparación para poder alcanzar una medalla. Akira no ha parado su preparación, es joven, es muy buena. Y podría haber sido otra de las competidoras que se presentaron acá. Tienen muy buena calidad».
Respondió una pregunta más, inmencionable a mi juicio, y recibió un aplauso de los periodistas cubanos presentes. Nos ha regalado una gran historia, otra.