Acompañar sí, pero…

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Para varias generaciones de cubanos estudiar desde temprana edad fue una tarea que requirió de tiempo, apoyo de la familia, responsabilidad inculcada en el hogar y la escuela como binomio perfecto, unidas en ese máximo propósito de formar a personas educadas y arropadas con saberes.

Antes, el estudio individual y en equipos, tenía la peculiaridad del esfuerzo del educando, la visita a las bibliotecas, sumergirse en libros tras la búsqueda de lo orientado en el aula y prepararse para un seminario era como asistir a un examen, donde cada equipo de estudio quería presentar la mejor investigación.

Ha pasado el tiempo, y el desarrollo de las tecnologías ponen a disposición de todos nuevos caminos para aprender, ya no todos concurren a una biblioteca, porque una búsqueda se puede hacer por internet en menos tiempo; solo que ahora, se ha hecho común un nuevo estilo: cortar y pegar, ah y otra manera también ocupa espacio, padres y familiares muchas veces son los hacedores de esas búsquedas.

Las tareas, casi que van de la mano de los padres, y son muchos los que llevan el estudio de sus hijos como una asignatura propia, y claro que de esa manera no está bien, porque no se trata de rechazar el avance, se trata de saber utilizar todo de la mejor manera, no de la forma facilista, que algunos asumen.

Es preciso desde temprana edad apoyar sí, pero desde la orientación, desde el acompañamiento para esclarecer dudas, para buscar otros caminos, consultas también con fuentes activas, esas que habitan en nuestros barrios y mucho pueden aportar.

En ocasiones encontramos a adolescentes que fuera de sus intereses son parcos a la hora de expresarse, se refugian en monosílabos y son claros al reconocer que poco han leído, de ahí que con unos años más, ante una prueba de aptitud, algunos descalifican por falta de conocimientos de cultura general; esa que también a última hora los padres quieren garantizar con repasadores.

Es necesario revisar cuanto hacemos por la educación de los que hoy se empinan y tienen al estudio como su principal compromiso, es elemental acompañar, pero, de la manera más acertada, esa que signe ejemplo, constancia, acompañamiento no suplementación de deberes; las tareas son para y de los estudiantes.

Conozco de padres, que están pendientes de todo lo relacionado con el estudio de sus hijos, fecha de entrega de trabajos investigativos, actividades extraescolares y mantienen un correcto vínculo con los profesores, y hacen bien en ese empeño por apoyar, pero, razonablemente con límite, porque la principal responsabilidad es del estudiante.

En este camino que es la educación todo esfuerzo es poco, lo importante es saber hasta dónde va la participación de los adultos y sobre todo saber que en el camino del aprendizaje, no se trata de apretar con alfiles el conocimiento, se trata de incorporarlo para toda la vida…acompañar sí, pero…

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