Se marcha la tarde y aparecen las primeras penumbras anunciantes del anochecer. Allí está ella, sentada en su sillón con un cúmulo de historias que compartir. Sus ojos gastados por el tiempo reflejan el orgullo de quien se siente satisfecho de su legado. Cristobalina Valdés González, es una lajera que ha dedicado su vida al servicio de las causas justas.
Una lágrima recorre su mejilla, no está triste, se emociona. Evoca sus recuerdos de 1961 cuando acudió al llamado de su Patria y participó en la Campaña de Alfabetización. Las ansias de enseñar la impulsaron a la Sierra Maestra donde dejó una huella de luz y conocimiento.
Ya siento el delicioso aroma a café. Compartimos una tasa y continuamos nuestro viaje al pasado. Han transcurrido seis décadas desde la fundación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), organización que vio nacer, aún pertenece y funge como secretaria del bloque 12 en la Capital de Mayabeque.
Sonríe y se humedece su mirada. Continúa su aventura al pasado. He sido delegada a congresos de la FMC y los Comités de Defensa de la Revolución, dirigente sindical por muchos años, miembro del Poder Popular y del Partido Comunista de Cuba, comenta orgullosa Cristobalina.
Participé en campañas de Vacunación Anti Poliomielitis, censos de población y la zafra de los 10 millones, asegura.
Su consagrada trayectoria la hizo merecedora de importantes distinciones y condecoraciones. Medalla “23 de agosto”, por los 50 años de creada la FMC, la medalla del Barrio, medalla “Rafael María de Mendive” y medallas por la incorporación a la Defensa.
¿Quieres un poquito de agua muchacho? Hace calor, me dice. ¡Qué gran mujer! Pienso, mientras admiro su pelo blanco. Cuánta humildad y sacrificio en esas manos saturadas de trabajo, cuánto derroche de valor y cubanía. Me despido y camino al portón. ¡Oye periodista! Me grita Cristobalina. No se te olvide escribir que a mis 81 años, todavía estoy entera y tengo mucho que ofrecer por mi Revolución. De eso no tengo dudas y así quedará escrito.
