En la ocasión, el vicepresidente del Comité Popular de la provincia, Nguyen Van Phong, evocó pasajes de las relaciones bilaterales y la amistad entre sus líderes históricos, Ho Chi Minh y Fidel Castro, y aseguró que las nuevas generaciones abonan esos vínculos.
El embajador, por su parte, reseñó las actuales batallas del gobierno y el pueblo cubano, incluida la actualización del modelo económico y social, en medio de un persistente bloqueo estadounidense que se ha recrudecido con la llegada al poder del presidente Donald Trump.
López expresó su complacencia porque igual que Cuba estuvo dispuesta a ofrecer su sangre por Vietnam -como en su momento dijo Fidel Castro-, este país acompaña a la nación caribeña en sus actuales batallas.
El interés de los cubanos por Vietnam, crecido hasta la camaradería de hoy, se remonta a 1889, cuando José Martí publicó su memorable crónica Un paseo por la tierra de los anamitas.
En un enésimo capítulo sobre ese saber, los diplomáticos y técnicos cubanos recorrieron, entre otros lugares, el Templo Do, donde se rinde culto a los ocho reyes que del siglo XI al XII sentaron una dinastía espléndida para el país Dai Viet.
También visitaron la casa natal y el monumento al cuarto secretario general del Partido Comunista de Vietnam, Nguyen Van Cu, quien nació en esta provincia del delta del Río Rojo, una de las más prósperas del país.
Disfrutaron, asimismo de una presentación del canto popular quan ho, que nacido en las montañas de Bac Ninh, es reconocido por la Unesco como Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad.
Para no dejar en menos a su también rica cultura, los cubanos hicieron gala de sus bailes más populares, entre los que no faltó la rumba, igualmente distinguida con aquel prestigioso galardón.
Fue un día felicísimo en que como cada año recordamos el asalto al cuartel Moncada, dijo a Prensa Latina, el vicepresidente de la Asociación de Amistad Vietnam-Cuba, Nguyen Duy Cuong.
Y lo hicimos con alegría porque aquel acto marcó el reinicio de las luchas por la definitiva independencia de ese país al que tanto amamos, dijo Duy Cuong, quien a fuerza de tanto trabajar junto a los cubanos perdió su nombre vietnamita a favor de un José de claras reminiscencias criollas.