El recuerdo de Claudio Abbado en Cuba

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Muere en la ciudad italiana de Bolonia, a los 80 años de edad, el músico que protagonizó dos de los mejores conciertos en la historia del Auditorium Amadeo Roldán, en La Habana. Fue a inicios de enero de 2005, pero todavía los asiduos al teatro de El Vedado hablan de los espectáculos. Así los reseñó entonces esta reportera.

Ovaciones de más de 10 minutos con el público de pie y una lluvia de pétalos de flores lanzados desde las lunetas fue el paisaje que vieron el director italiano Claudio Abbado y los músicos de la Orquesta de Cámara Mahler (MCO) al terminar cada presentación en el teatro Auditorium Amadeo Roldán, en La Habana.

Impactantes y exquisitos son algunos de los adjetivos con los que la crítica local premió los dos conciertos que el afamado conductor y los 50 músicos provenientes de unos 15 países europeos dedicaron a Ludwig van Beethoven. Del precursor del romanticismo, de quien el milanés es uno de sus mejores y más reconocidos intérpretes en el mundo, Abbado (1933) escogió la Primera y Séptima sinfonías.

La total sintonía entre el exdirector de la Filarmónica de Berlín y los integrantes de la agrupación que fundó en 1997 crearon una atmósfera tal de arrobamiento y compenetración con los más de dos mil concurrentes que, muchos de ellos músicos o estudiantes de música, seguían con las manos y los ojos cerrados los acordes que les llegaban desde un escenario que ha visto actuar, en 60 años de historia, a virtuosos como Massimo Freccia, Igor Stravinski y Erich Kleiber, entre otros.

Desde sus puestos, los instrumentistas acompañaron el estruendo de los aplausos y los bravos del público con un taconeo acompasado de gratitud recíproca. La Orquesta de Cámara Mahler, que comparte sus sedes entre Ferrara y Toblach, en Italia; Landshut, en Alemania y Aix-en-Provence, en Francia, surgió a partir de un proyecto de Abbado.

El italiano ha fundido su carrera de director con la de formador y promotor de agrupaciones integradas por jóvenes concertistas en Europa, idea que piensa llevar a cabo en América Latina con un festival de orquestas juveniles que tendrá su cuartel en La Habana, según adelantó.

El sucesor del legendario Herbert von Karajan en la Filarmónica de Berlín, una de las más prestigiosas instituciones musicales del mundo, trajo en esta ocasión, además de las dos obras que dirigió, otras dos piezas del repertorio de Beethoven, las cuales dejó a la batuta del jovencísimo y ya estelar director venezolano Gustavo Dudamel. El venezolano debutó en el Amadeo Roldán con las sinfonías No. 3, Eroica, en mi bemol mayor Opus 55 y la No. 4 en si bemol mayor Opus 60.

Todas las veladas tuvieron el atractivo adicional de ser apreciadas por adelantado porque los maestros abrieron las puertas del coliseo de El Vedado al público mientras ensayaban con la MCO.

Ya Abbado, de 70 años, había puesto en práctica esta experiencia en Cuba a finales del 2003 mientras entrenaba a unos cien músicos locales a teatro lleno para lo que resultaría ser uno de los mejores conciertos sinfónicos de los que se tenga noticia en la Isla.

Desde que en 1958 ganó el primer premio del Concurso Internacional de Dirección Orquestal Koussevitsky, al italiano, nacido en Milán en 1933, le han llovido los reconocimientos otorgados por instituciones y gobiernos de todo el mundo. De Cuba se fue con el Doctorado Honoris Causa, conferido por el Instituto Superior de Arte. 

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