Como rayo de luz tras la tormenta el periodo de confinamiento social reveló una vocación escondida para la jovencita Lisandra Rodríguez Bell.
Su amor hacia los niños detonó esa aptitud pedagógica, que hoy hace realidad en las horas de estudio junto a sus hermanas gemelas de diez años de edad y de los hermanos de convivencia de la Casa de niños sin amparo familiar de la capital de Mayabeque.
A sus 16 primaveras Lisandra lanza a volar su imaginación y visualiza un futuro como maestra consagrada, garantía de conocimientos y guía de conductas.
Apegada a ese sueño y a los libros intensifica los estudios en el preuniversitario Raquel Pérez de San José de las Lajas para agenciar un lugar dentro del alumnado del Instituto Pedagógico Pedro Albizu Campos.
Lisandra solo lleva 4 meses en la Casa de niños sin amparo familiar, un escenario estimulante para su íntegro rol en la sociedad. Esa familia adoptiva día tras día apuesta por su sueño, le da brillo a su vida en esta segunda oportunidad donde un mundo mejor es posible.
La jovencita absorberá ese rayo de luz tras la tormenta para irradiar amor y sabiduría desde su vocación.