Vuelvo a creer en lo eterno (+Fotos y Video)

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Pese a su  estatura humana  e  innato apego al pueblo, su mística figura,  me hizo como a muchos  sentirlo eterno. Fidel, nuestro y del mundo parecía sobrehumano. Lejos llegaba su voz y visión futurista, lejos muy lejos, su sentido del deber para con humildes y desposeídos de la tierra;tanto así, que su alcance se avistaba infinito.

Fuerte en el alma aguijonó la noticia aquel 25 de noviembre, había muerto, el hombre de las cien mil batallas,a quien  más de  600 atentados  no lograron sucumbir, demasiada fortaleza moral lo protegía. Un  golpe de vuelta a la realidad me hizo aceptar la noticia, deje entonces de creer en lo eterno.

Había sobrepasado los años de vida del Legendario Ho Chi min, de Vladimir Ilich  Lenin,  de Mandela y la  ajena longevidad de su mente invisibilizaba las evidentes huellas de los años vividos, no pensábamos entonces en la posibilidad  real de su ausencia.

Poco tiempo ha pasado de su muerte,  aguijonea fuerte en el alma  su ausencia física y laceran  todavía las carcajadas de los indignos enemigos que celebraron con vítores su deceso, que ignoraron el dolor de quienes como Fidel también conciben el mundo como un espacio para amar y no para destruir.

 Fidel, no está físicamente entre nosotros, pero desfiló junto  a los trabajadores en todas las plazas del país este 1ro de mayo, con sus enormes botas camina seguro por las calles donde el pueblo continúa haciendo revolución,abraza a los compatriotas que regresan con la misión cumplida después de salvar vidas en varios países,está presente allí, donde los científicos cubanos desafían el bloqueo,  en cada escuela donde se prepara al hombre nuevo, en los sueños de igualdad, de independencia, de humanismo y guiando a Raúl.

Continúa abofeteando con porrazos de la dignidad  emanada de los nacidos en esta tierra  a los enemigos de la Revolución, quienes añoraban tu muerte, sin saber que eras Cuba y no tendrían el valor de enfrentarse a tantos cubanos que también son Fidel 

Allí, en la heroica ciudad de Santiago, como en un grano de maíz, donde cabe toda la grandeza del mundo, descansan sus cenizas, muy cerca del más universal de los cubanos “José Martí”. Allí, donde tiembla la tierra, su espíritu renace, vibra y se regocija de orgullo por los suyos, porque la Revolución Cubana es inmortal como su ejemplo. Vuelvo entonces a creer en lo eterno.

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