Anda ya por sus once años. Lleva en sí misma el empeño de hombres y mujer soles que insisten en su progreso. Van en estos años aciertos, también desaciertos pero, por encima de todo amor y voluntad; perseverancia manifiesta en la fuerza y el coraje para enfrentar lo adverso y construir.
Una mirada al tiempo transcurrido permite ver a Mayabeque y San José de las Lajas en el hacer de todos, en esa manera de unir esfuerzos para que la agricultura y la ciencia fructifiquen, para que la industria respire y pueda volver a tintar con su plenitud el desarrollo que se aspira.
Ante la hostilidad de la pandemia que nos ha cambiado la vida, los profesionales de la salud han marcado con su entrega su vocación humanista, la solidaridad ha escalado peldaños para perpetuar sensibilidad y ayuda aquí y en distintas partes del mundo.
El arte ha hecho luz para dejar su huella desde la pintura, melodía y el verso enardecido, así el deporte empeñado en estampar en este tiempo su decisión de triunfar, y junto a ellos el pueblo, los hacedores de hechos cotidianos que despiertan al Sol para ratificar que sí se pude, aun cuando corren días difíciles donde abundas amenazas e intrigas.
Mayabeque, con aspiraciones de ser bella entre las bellas, plena entre las plenas y auténtica, es una provincia que apuesta por el desarrollo y para ello dispone de sus más imprescindibles fuerzas: amor, convicción y entrega.
San José de las Lajas contempla un sueño acariciado durante años por sus pobladores, hecho realidad con su condición de ciudad capital; ahora presta a ser exclusiva, consciente que para ello ha de corregir huellas del tiempo pero, dispuesta a ser una capital que quede prendada en la memoria de quienes la visiten.
Sea este día propio para celebrar los once años de una de las provincias más jóvenes: Mayabeque y de su capital San José de las Lajas.
