La ideología de centro de Europa se desplaza cada vez más hacia la derecha

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Los resultados son un reflejo de cómo el centro político de Europa se desplazó hacia la derecha en los últimos cinco años y representan un desafío importante para los principales funcionarios proeuropeos que dominan las instituciones de la Unión Europea.

Los avances logrados por los partidos de ultraderecha tal vez no sean inesperados y no plantean una crisis existencial para la UE; sin embargo, muestran cómo la derecha euroescéptica podría, en los próximos años, reforzar su control sobre la dirección del bloque.

Durante las próximas horas, los partidos de centro (que se prevé seguirán siendo el bloque más grande en el Parlamento Europeo) probablemente hablen de una “gran coalición” para contrarrestar el ascenso de la ultraderecha. Y si bien la ultraderecha está en camino de lograr grandes avances, los partidos de centro siguen a la cabeza.

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Actualmente se prevé que el Partido Popular Europeo de centroderecha obtenga 181 escaños en el Parlamento Europeo, lo que lo convertirá en el grupo más grande.

Se prevé que los Socialistas y Demócratas de centroizquierda terminen segundos con 135. Se trata de una caída significativa con respecto a 2019 para ambos partidos, ya que habían terminado con 216 y 185 escaños respectivamente hace cinco años, pero aún así siguen siendo los dos partidos más grandes.

Los 82 escaños proyectados para el liberal centrista Renovación Europa junto con los 53 del Verde significan que, en el papel, el centro dominante todavía parece la fuerza más poderosa en el Parlamento Europeo.

Cuando se compara eso con los partidos de extrema derecha, ECR e ID, que se prevé que obtengan 71 y 62 escaños respectivamente, el dominio del centro parece claro.

Sin embargo, el curso de la política europea no necesariamente se fija dentro del Parlamento Europeo.

De los 27 estados miembros de la UE, 13 jefes de gobierno pertenecen actualmente a partidos europeos de derecha. Está previsto que se forme un nuevo gobierno en Países Bajos, que podría estar dirigido por un miembro de ID. Hay otros líderes europeos que no son miembros de ningún partido europeo, pero que simpatizan ampliamente con las ideas de la derecha.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, respondió a la aplastante derrota proyectada ante su rival de ultraderecha Marine Le Pen con la disolución del parlamento y la convocatoria a elecciones legislativas para finales de este mes.

Le Pen ya obligó a Macron a avanzar mucho hacia la derecha en Francia, y su gobierno adoptó una retórica cada vez más antiinmigrante y antiislámica. En 2027, Francia celebrará elecciones presidenciales que podrían llevar a Le Pen al poder.

Estos resultados provisionales no muestran un giro dramático o repentino hacia la derecha, sino algo más matizado y gradual: que el centro de la política europea se ha ido desplazando hacia la derecha a lo largo de varios años.

El ejemplo más visible de esto fue el surgimiento de Giorgia Meloni como un actor importante en la política de la UE. En 2022, fue elegida primera ministra de Italia. Su partido interno, Hermanos de Italia, es el más derechista elegido para el gobierno allí desde el de Benito Mussolini, el líder fascista en tiempos de guerra.

Inicialmente, los funcionarios de Bruselas temieron que Meloni fuera una agitadora decidida a destruir la UE. En el cargo, fue aliada de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y trabajó en cooperación con sus homólogos en cuestiones como Ucrania.

Utilizó la influencia que adquirió para cambiar las posiciones políticas de la UE en temas que le importan: en particular, la migración.

El punto culminante del euroescepticismo para la mayoría de los observadores ocasionales fue probablemente la votación del Brexit en 2016. Ese fue el resultado de años de cambios en la política interna del Reino Unido, con el centroderechismo en movimiento para defenderse de la ultraderecha, lo que finalmente condujo a esa ruptura.

La diferencia entre lo que ocurrió en el Reino Unido y lo que sucede ahora es que los euroescépticos ya no quieren abandonar la UE: quieren apoderarse de ella.

Si situamos estos resultados provisionales en ese contexto, mientras miramos hacia más elecciones en todo el continente en los próximos meses y años, esa toma del centro de la UE parece cada vez más realista.

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