De alma justa y entrañablemente comprometido con los humildes y desposeídos, Camilo Cienfuegos ganó por derecho propio el calificativo de hombre de pueblo.
La barriada capitalina de Lawton vio nacer al héroe el 6 de febrero de 1932. Solo en poco más de una veintena de años ocuparía un lugar de privilegio en el corazón de los hombres y mujeres de la isla.
Bastaron apenas tres años de participación en la vida pública del país para que el joven y audaz guerrillero Camilo Cienfuegos dejara una profunda e impresionante huella en la memoria histórica de la nación.
Con la naturalidad de los héroes genuinos realizó hazañas extraordinarias como protagonista de la lucha por la liberación nacional, durante el riguroso entrenamiento en México, la azarosa expedición del Granma, los difíciles primeros tiempos de la Sierra Maestra, las audaces operaciones en el llano, la increíble invasión a occidente y la firmeza y lealtad para enfrentar a traidores y enemigos lo forjaron como combatiente y jefe capaz.
Los cubanos reconocemos en Camilo al hombre íntegro y leal, al héroe inolvidable, al ser humano que a golpe de valor, audacia, sencillez y grandeza continúa entre nosotros.
Evocar al señor de la vanguardia, al héroe de Yaguajay, es además de un obligado tributo el eterno homenaje al sencillo cubano que tuvo en la Revolución la fragua donde forjó el talento, el valor, el sentido del deber, la honradez, el apego a los principios éticos y morales y la defensa de los sentimientos patrióticos y de solidaridad.
Recordar a Camilo Cienfuegos Gorriarán es revivir la historia patria, honrar al héroe es reconocerlo en plena faena como un eterno paladín multiplicado en los muchos Camilos que existen en el pueblo.
