El primer combate de la guerrilla

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Del primer combate en Bolivia del destacamento guerrillero del Che se cumplen ahora 52 años. El documento histórico crece en valor patrimonial con el paso del tiempo, y con él la significación de cada página. Carlos Rafael Rodríguez lo definió “el diario de su soledad”, al recordar aquella lacónica carta que le dejó en la despedida, donde le aseguraba que vencería.

“Día de acontecimientos guerreros”, consignó Ernesto Guevara. Para el ensayo histórico-social, como para el artístico-literario, se teje un suceso intertextual, por donde pasan las jornadas de heroísmo y se van articulando estilos, pasajes y geolectos. Aquellas líneas del 23 de marzo de 1967 suponen temas para el estudio inacabable. Martí aconsejaba leer perforando. Escritor de dignidades, mejor lector, el Che confiere esa posibilidad.

Tras la elipsis del acontecer de guerra anotado por el Che, aparece la propuesta de Pombo (Harry Villegas, uno de los sobrevivientes), de organizar una góndola para rescatar mercancías. Guevara quería esclarecer antes la sustitución de Antonio Sánchez Díaz, el Comandante Pinares (Marcos en la guerrilla boliviana), al frente de la vanguardia, tras sus indisciplinas durante la accidentada marcha precedente.

Los servicios secretos norteamericanos recababan toda la información posible para ubicar al Che. El escenario principal de la lucha antimperialista sería sin falta donde la gesta confirmara su presencia. Por determinadas razones, muchas de ellas anotadas en el Diario, la mencionada marcha se extendió más de lo programado. Como consecuencia, acontecieron serias dificultades en la guerrilla, pero sobre todo en el campamento en la ausencia del jefe.

En ese sentido aún se especula sobre la responsabilidad de Pinares al mando de la vanguardia. Por supuesto que información y víveres eran por esos días de altísima prioridad, pero dejarse ver armados, casi en zafarrancho de combate, aunque se presentaran como simples cazadores en pleno campo, no deja de ser una falta seria, independientemente de que el enemigo tuviera otras fuentes, como más adelante veremos.

Para el lector cubano, existe la propuesta de la Editora Política del Diario de Pombo. Queda entonces la posibilidad de establecer lecturas comparadas a partir de percepciones distintas dentro del heroísmo revolucionario. El Che denota su primer parte de guerra el 23 de marzo de 1967, que aparecerá en el Comunicado Primero del naciente Ejército de Liberación Nacional de Bolivia. Siete muertos, 14 prisioneros sanos, cuatro heridos, resulta el saldo sumario de la acción contra el enemigo. Se ocuparon numerosas armas, pero nada de víveres.

La emboscada de cinco hombres estaba activada desde el día anterior. ¿Esperaba el Che una operación punitiva del ejército? Seguramente. Habían ocurrido deserciones en el campamento en su ausencia. “Todo da la impresión de un caos terrible”, escribió solo tres días antes. Vázquez Viaña, El Loro, apareció con la noticia de haber matado a un soldado. Incluso, ya los militares tenían a un prisionero en sus manos: Salustio Choque Choque. El enfrentamiento, por lo visto, era demasiado inminente.

El Guerrillero Heroico estaba seguro de que tras la mencionada marcha, vendría una etapa decisiva de combate, pero lo cierto es que no precisó cuándo sería. El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en conversación con el periodista italiano Gianni Miná, consideraba prematuro aquel choque del 23 de marzo de 1967. El líder histórico de la Revolución ponderaba la experiencia guerrillera en la victoria de ese día y en acciones subsiguientes, pero siempre creyó pertinente que el núcleo revolucionario alcanzara un nivel de desarrollo superior para encarar la prueba bélica.

La captura del plan de operaciones del ejército boliviano confirmó las aprehensiones del Che. Él mismo anotó solo cuatro días después que la información de los desertores resultaba evidente en las noticias del gobierno a raíz del choque. Uno de aquellos hombres, Pastor Barrera, se supo luego, era agente de la CIA. Es decir, que ya para entonces los norteamericanos tendrían información de primera mano, aunque aún no supieran la verdadera identidad de aquel jefe guerrillero que llamaban Ramón, quien –según los partes del ejército—parecía un fantasma.

La acción del 23 de marzo de 1967 complicó la salida del argentino Ciro Bustos y del francés Regis Debray del escenario guerrillero. La captura de ellos supuso un golpe terrible para el proyecto revolucionario en todos los sentidos. Bustos habría hablado más de la cuenta, y hasta dibujó bocetos del rostro del Che. Existe el testimonio de la alarma de Fidel al conocer la noticia, y que incluso habló personalmente con el presidente de Francia, el general Charles de Gaulle para que intercediera en la libertad de Debray.

A raíz de ese combate, fue descubierta la identidad de Tania, obligada entonces a permanecer en campaña en la selva, para caer meses más tarde en el vado del Masicurí. Uno de los trabajos más espectaculares de la inteligencia cubana sencillamente se perdió. Pero también el ejército boliviano cortó todas las comunicaciones a su alcance, lo que trastornó el aparato urbano de apoyo. El choque anticipado impidió que combatientes preparados pudieran concurrir en el momento oportuno para abrir otros frentes. En el Diario del Che en Bolivia vibra la página del 23 de marzo de 1967, la primera victoria de la guerrilla, en interacción intensa con los hechos precedentes y toda la epopeya por vivir.

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