Luego de 32 años de experiencia como educadora, Armanda Molina Pérez se considera una mujer realizada. Su pasión por los niños, por educar y compartir valores, la motivaron a reincorporarse a las aulas luego de llegar a su edad de la jubilación. Conversar con ella, dialogar sobre su labor cotidiana como maestra, la hacen un evangelio vivo.