El visto bueno del Parlamento Europeo al Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación con Cuba abrió este miércoles un nuevo capítulo de las relaciones entre la Mayor de las Antillas y el bloque comunitario sobre bases de igualdad, respeto y reciprocidad.
Con 567 votos a favor, 61 en contra y 31 abstenciones, el texto fue ratificado ayer por los eurodiputados y entrará en vigor de manera provisional en los aspectos comerciales y de cooperación, a la espera de que los Estados miembros de la Unión Europea (UE) den su aprobación final.
El vicecanciller cubano, Rogelio Sierra, destacó en la red social Twitter el alcance del documento y dijo que Cuba y la UE «comparten el interés de ampliar sus relaciones sobre bases de respeto y beneficios mutuos».
El diplomático cubano resaltó el desarrollo de acciones de cooperación satisfactorias con 22 países miembros de la UE y la propia Comisión Europea durante los últimos años, a pesar de que se carecía de un acuerdo marco con el bloque en general para impulsar el comercio bilateral, el diálogo político y la cooperación económica.
Durante los debates previos a la aprobación en la Eurocámara, la alta representante para la Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, resaltó el objetivo del bloque de construir relaciones y dialogar con todos los países de América Latina y el Caribe, con un espíritu de «franqueza, de amistad y también abordando los temas difíciles».
Producto de decisiones políticas de gobiernos anteriores, Cuba era el único país latinoamericano que carecía de un acuerdo de cooperación con el bloque europeo.
La eurodiputada española Elena Valenciano, involucrada directamente en el seguimiento de las negociaciones con La Habana, aseguró que Europa se había autolimitado a partir de la adopción en 1996 de la llamada Posición Común, que deja de tener efecto a partir de la entrada en vigor del nuevo acuerdo.
«La Unión Europea en realidad se autoimpuso un bloqueo, pero realmente aislar a Cuba no era una buena decisión», dijo Valenciano.
Para muchos analistas, el nuevo paso que se da en las relaciones entre la Mayor de las Antillas y el Viejo Continente constituye otra prueba del rechazo internacional a las políticas de la actual administración estadounidense, que decidió el 16 de junio pasado fortalecer la aplicación del bloqueo contra Cuba.
«Con la aprobación del Acuerdo de Cooperación, la UE confirma su acercamiento a Cuba tras distanciamiento de Donald Trump», escribió en su cuenta en la red social Twitter el viceministro de Relaciones Exteriores, Abelardo Moreno.
«Hoy todavía es más importante tener en cuenta lo que está sucediendo en Washington; algunos quieren volver a cambiar el ritmo y por eso hay que reiterar que la Unión Europea no cambia de opinión. No va a modificar sus políticas y va a seguir avanzando de manera abierta, sin tabúes, pero convencida de que hay que seguir dialogando para cooperar con Cuba y con todos los cubanos», dijo por su parte Mogherini.
La jefa de la diplomacia europea ratificó que la posición del bloque seguirá siendo la de la oposición al bloqueo y sus efectos extraterritoriales.
Al respecto, el eurodiputado alemán Norbert Neuser alertó sobre la posibilidad de que Estados Unidos tome represalias contra empresas o bancos europeos para torpedear las relaciones. «Los intereses de nuestras empresas y bancos deben protegerse mejor para garantizar así el desarrollo sostenible de Cuba», señaló.
Varios parlamentarios europeos lamentaron que la aprobación del Acuerdo estuviera acompañada por un informe independiente del Acuerdo de Cooperación que incluye algunos elementos de las políticas del pasado.
«Lo único que tengo que lamentar es que algunos grupos políticos de esta cámara han metido en el documento elementos que son propios del pasado y que no se ajustan al llamado de que iniciamos una nueva etapa y demos borrón a la anterior. Esos elementos tienen más que ver con la Posición Común que con el futuro», dijo el español Ernest Urtasun.
Su compatriota Javier Couso señaló que determinados grupos han convertido ese informe en una resolución que «examina a Cuba, que pretende tutelarla para que llegue a una transición al gusto neoliberal».
Couso llamó a recordar las lecciones de la historia: «Si por más de 50 años, la mayor potencia no ha podido conseguir doblegar a una Isla pequeña en población, pero grande en dignidad y soberanía, poco podrá hacer la versión del disfraz blando que bebe en el fondo del extremismo de Miami».
Según Mogherini, la decisión de la UE incluye un cambio de página. «La UE ha apostado por un diálogo respetuoso, reconociendo las diferencias que existen en el sistema político y también en algunos casos en el ámbito de los valores».
Valenciano también se pronunció en la misma línea y refirió que «hemos decidido no plantear exigencias, sino objetivos políticos para el diálogo. No ponemos condiciones sino que establecemos retos a una cooperación política que ahora se inicia y siempre desde el respeto a la soberanía y a la independencia de Cuba».
El viceministro cubano Rogelio Sierra recordó por su parte que la firma del Acuerdo fue fruto de «un largo proceso de construcción de mejores relaciones, mutuamente beneficiosas».
En el 2014 se iniciaron las conversaciones entre Cuba y la UE, que se llevaron a cabo en siete rondas en las que se trataron múltiples temas de interés de las partes, incluidos los que comprenden las mayores divergencias.
El Acuerdo fue firmado por el canciller cubano, Bruno Rodríguez, y la alta representante de Política Exterior de la UE en diciembre del año pasado, en Bruselas.
Federica Mogherini reconoció el martes último la profesionalidad de la contraparte cubana. «Se han dedicado a fondo con mucha apertura, con un gran sentido de respeto por las diferencias y las dificultades».