Zoila pudiera ser su nombre , también Mercedes y por qué no Rosario , el nombre no es lo importante , lo esencial es que esta mujer de miles perfiles imaginables dispersos por el archipiélago cubano, lleva consigo muchísimas historias tal es así que los muchachos del barrio la llaman maestra, omitiendo siempre su nombre. Acuden a ella para pedir ayuda en la realización de trabajos prácticos, resolver tareas y aclarar dudas.
En ocasiones le piden que les narre de cuando estuvo en el Escambray como miembro de la campaña de alfabetización “Conrado Benítez”, solicitud que no demora en responder con extremo placer.
Es entonces que al pronunciar cada palabra sus ojos se iluminan con el sol de aquellos días gloriosos en que enseñaba a leer y escribir a quienes desconocían el mundo de los libros.
En estos espacios memorables la lajera con 74 años de edad , dibuja magistralmente con sus manos la cuartilla y en ocasiones hasta tararea estrofas del himno de la alfabetización con una voz permeada de nostalgia; pero que de inmediato se aviva al ver reflejados en sus pupilas niñas y niños por decenas que acuden a las escuelas sin limitación alguna para pertrecharse de conocimientos.
Es algo indescriptible similar a un sueño. Sus canas enfatizan el tiempo transcurrido, mientras que su disposición y entrega acentúan el presente.
Planta mariposas en su jardín alegando que el olor de la flores le recuerda su estancia en el lomerío irradiando la luz del saber y dando respuesta al llamado del comandante Fidel Castro Ruz ante la necesidad de lograr una nación libre de analfabetismo.
Esta mujer competente y sensible que se describe en montones de escenarios, sabe del lenguaje de las aves y del acertijo que hace posible descubrir los sueños de la infancia .