Una batalla por amor a la vida

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Muchos son los protagonistas de esta historia. Sus rostros varían al igual que sus nombres. Su vida profesional la inscriben a diario en las instituciones de salud a lo largo y ancho del archipiélago.
Otros tantos de los nuestros, que forman parte de los millones de hermanos que vivimos en esta tierra cumplen consagrada misión en diferentes latitudes del mundo, aun cuando su corazón permanece en esta Patria; pero todos, tienen un mínimo común denominador: salvan vidas en peligro del enemigo silencioso que es la COVID-19.
Formados con el precepto martiano de que la medicina es como el derecho, profesión de lucha y que se necesita un alma bien templada para desempeñar con éxito ese sacerdocio, nuestros profesionales de la salud dedican largas jornadas del día a día a realizar las pesquisas, a atender a los más vulnerables.
Con el talento y la competencia que los caracteriza realizan test de respuesta rápida o el PCR (siglas en inglés que significan Reacción en Cadena de la Polimerasa), prueba de diagnóstico para detectar si una persona está infestada con el SARS-CoV-2.
Laboran exitosamente en los centros de aislamiento, en hospitales, cerca del enfermo, con peligro de contagio y consagran horas en vigilia para verificar la evolución de los pacientes aquejados con esta pandemia.
Según estima el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, alrededor de dos mil 300 profesionales de la salud, organizados en las brigadas médicas del contingente Henry Reeve combaten esta enfermedad en el mundo; además de los que ya cumplían honrosa misión en 59 naciones.
De tal suerte, miles de vidas se han salvado durante estos largos meses gracias a la asistencia de estos galenos de noble espíritu que multiplican el humanismo más allá de las fronteras sin poner precio.
No en balde, una veintena de organizaciones del mundo proponen el Premio Nobel de la Paz para los médicos cubanos por su labor fraternal a favor de la humanidad.
En esta época compleja debido a la propagación de la COVID-19, el personal de la salud de nuestro país significó la idea del maestro de que Patria es Humanidad.
En un encuentro con más de 2000 doctores, el 27 de octubre de 1961, nuestro Comandante en Jefe ratificó la constancia de la fe, de la alta estimación hacia los médicos, y la seguridad de que ellos sabrían estar a la altura de su Patria y a la altura de su Revolución.

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