La Unión de Escritores y Artistas de Cuba apareció en el universo cultural del país en plena etapa de definiciones y de batallas estratégicamente decisivas.
Aquel 1961 fijó el carácter socialista del proyecto revolucionario y la victoria de Playa Girón. La UNEAC entonces surgió en medio de la campaña de alfabetización, hasta ahora el esfuerzo de su tipo más romántico que se conozca en el mundo.
Se le enseñó a leer y a escribir a todo el que no sabía, sin distinción de edad ni de ningún tipo; de esta manera nacía un actante nuevo: el sujeto capaz de significar la obra artística y de crecer con ella.
Para la propia vanguardia artística de Cuba se esclarecieron los horizontes y se descubrió la quimera. El extraordinario suceso de la transposición o de la intervinculación entre las artes, halló una vertiente de milagro en una organización que contempla todas las disciplinas, tal vez la única de su tipo en el mundo.
La aparición de la UNEAC el 22 de agosto de 1961 tuvo como precedentes los encuentros de esa vanguardia artística con el líder de la Revolución, Fidel Castro Ruz, por tal motivo, constituyen patrimonio de la nación las Palabras a los Intelectuales, donde el Comandante en Jefe disipó –por ejemplo—los temores confesados por Virgilio Piñera, y la preocupación muy puntual de Eliseo Diego, quien dijo compartir las medidas de la Revolución, pero en su condición de católico, no encajaba en la línea filosófica del proceso. Fidel ponderaba esa vez la honestidad del creador. Dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada.
Y en esa dinámica de 56 años, laten las expectativas de la gente en cada Congreso de la UNEAC, quizá porque allí se dicen las cosas justamente como cada cubano quiere. En correspondencia, la organización crece hacia las comunidades, en perenne vocación popular. Sigue siendo de pensamiento la guerra mayor que se nos hace, y como tributo a la memoria de Martí, será preciso ganarla a pensamiento.
En estos 56 años prevalecen las inquietudes de Nicolás, de Lezama, de Virgilio, de Pablo Armando. El más de medio siglo se celebra con el imprescindible color de lo cubano, con la erudición salvadora, con la palabra romántica, con la utilidad virtuosa de la experiencia.
La Unión de Escritores y Artistas de Cuba, por sus siglas UNEAC, expone la obra grande de auténticas jerarquías artísticas, significa el sueño de millones de creadores y muestra la cultura ciertamente proteica con la cual aún fundamos la Patria.