Para conocer sobre Cirrosis Hepática

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Ante la interrogante de qué es la Cirrosis Hepática debemos tener en cuenta que esta no es más que una enfermedad crónica del hígado, irreversible, cuyas manifestaciones clínicas se deben a la fibrosis de este órgano y a la formación de los llamados nódulos de regeneración.

Cuando hablamos de fibrosis nos estamos refiriéndonos a endurecimiento del hígado, el cual se reduce de tamaño, se endurece, se llena de nódulos y poco a poco va perdiendo su capacidad funcional.

La cirrosis hepática es una entidad frecuente que se presenta en todas las latitudes y grupos humanos; en Cuba representa la novena causa de muerte. Se observa más a menudo pasada la edad media de la vida y predomina en los hombres, excepto en los grupos más jóvenes, que aunque no es frecuente que se aparezca en menores de 20 años, al hacerlo, predomina en el sexo femenino

Son numerosas las causas de esta enfermedad. La más frecuente es el alcohol y le sigue la infección crónica por el virus de la Hepatitis C. Otras posibles causas son la infección por el virus de la hepatitis B, la insuficiencia cardíaca congestiva, la enfermedad de Wilson, la hemocromatosis, el déficit de la enzima alfa 1 antitripsina y también se plantea la acción de determinados fármacos cuando se administran de forma prolongada. Esto no es una causa frecuente, e incluye a la alfametildopa, la hidralazina y la amiodarona.

El cuadro clínico, o lo que es lo mismo, los síntomas y signos que el paciente presenta, son muy variados. El comienzo de la enfermedad habitualmente es asintomático, estado este que puede durar meses o años. Otras veces los síntomas se manifiestan tan vagos al inicio, que se dificulta valorarlos.

En algunos casos el diagnóstico es casual, y al examinar al paciente por otros motivos se detecta el hígado aumentado de tamaño, con el bazo agrandado o no. Me estoy refiriendo al cuadro clínico de la cirrosis hepática compensada.

Pero, ¿qué sucede en la cirrosis hepática descompensada? En este caso puede manifestarse el cuadro clínico correspondiente a la insuficiencia hepática, o a la hipertensión portal que acompaña a esta enfermedad. Con respecto a la insuficiencia hepática podemos decir que el paciente puede presentar decaimiento, fiebre, aunque no es frecuente, dolor en la parte superior del abdomen, aumento de los gases intestinales, trastornos neuropsiquiátricos que pueden ir desde la irritabilidad hasta el coma, color amarillo de piel y mucosas, enrojecimiento en las palmas de las manos, disminución del deseo sexual en los hombres y aumento de volumen de ambas mamas en ellos.

Las manifestaciones clínicas de hipertensión portalestán, dadas por esplenomegalia, es decir aumento de tamaño del bazo, várices esofágicas (presencia de dilatación de las venas a nivel del esófago), las cuales pueden fisurarse y sangrar, hecho que constituye una emergencia médica. Por otro lado el paciente puede tener acumulación de líquido en su cavidad abdominal, signo que se denomina ascitis.

Es importante destacar que el hígado de los pacientes con cirrosis, está aumentado de tamaño, en un inicio, pero en la medida que avanza la enfermedad, este comienza a disminuir de tamaño y a retraerse.

Muchas veces la población maneja el criterio de que la cirrosis hepática equivale a cáncer en el hígado, sin embargo, esto no es cierto. La cirrosis hepática, como ya aclaré al inicio, es una enfermedad crónica, progresiva e irreversible del hígado, pero no es una enfermedad oncológica. Sin embargo, está considerada dentro de los factores de riesgo para padecer este tipo de cáncer. De ahí la importancia de prevenir la cirrosis, y una vez que esta se instaure, tratar de mantener.

En el tratamiento de la cirrosis hepática el régimen higiénico dietético, así como la medicación indicada por el médico y el seguimiento del paciente afectado, son imprescindibles para mantener la compensación, tan necesaria en los cirróticos, de ahí que la asistencia a las consultas programadas por el gastroenterólogo se impone.

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