Noviembre llega con calma. Atrás quedan días de intenso calor para dar paso a un mes de escasas lluvias y temperaturas agradables. La vida continúa en esta isla amada, bendecida por los que a toda costa la defienden y le reservan amor infinito.
Noviembre llega con luces de historia, con hechos que se inscribieron para siempre y abrazan la eternidad. Noviembre, un mes donde cuentan avances en el ámbito de la salud, en esa lucha constante frente a la Covid, en el que ingenio y consagración de hombres y mujeres de ciencia que apostaron por la vida y devolvieron la esperanza devenida vacunas.
Se empina noviembre en esa cuenta de días que llevarán en breve a la culminación de un año no exento de dificultades y sacrificios. Se empina noviembre y acoge en su transcurso la reanudación del curso escolar de manera presencial.
Va con este onceno mes del año la nueva normalidad que añoramos, esa que exige más responsabilidad y disciplina, más conciencia para no desestimar la percepción de riesgo, para no bajar la guardia ante ese enemigo silencioso y depredador que tanto nos ha golpeado.
Noviembre llega con calma y es preciso crecer, urge atemperar lo mejor y más puro para seguir haciendo caminos. No pueden ocupar espacios pensamientos cuadrados, superficiales, y mucho menos el burocratismo, es necesario elevar la creatividad, el sentido del amor al semejante, el respeto, la ética, la fertilidad en las ideas.
Hagamos de este tiempo una razón mayor para defender sueños y establecer metas que apuesten por un mejor 2022. Pongamos la fuerza del corazón a tono con el latir de este tiempo y procuremos un canto propio a la felicidad, esa que tatúe para siempre paz, unidad, lealtad y amor.