Aún encuentro cercano el recital de la española Ana Belén, interpretando los versos de Nicolás Guillén, el Poeta Nacional, en los jardines de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, (UNEAC).
Aquel día fue y será uno de esos sucesos que se inscriben para siempre en la memoria, que aun al pasar de los años su huella animará la gratitud y el aplauso desde el corazón.
Y es que la obra literaria de Nicolás Guillén despierta y convida, seduce, inspira; en ella encontramos el sentimiento popular de manera genuina, rítmica, en la que laten la idiosincrasia criolla, el mestizaje cultural, la solidaridad, el sentimiento hispanoamericano y antiimperialista, las esperanzas, las luchas, las victorias del pueblo cubano y el amor.
Fue Guillén en la seudorrepública el portavoz poético que denunció la discriminación racial, la corrupción de los gobernantes, el abuso de los ricos, el saqueo norteamericano, el hambre y la miseria que vivió la mayoría.
Su poesía, acoge también hechos que estampan la historia de Cuba, en sus poemas están la gesta del Granma y de la Sierra, la victoria de Girón y las conquistas revolucionarias.
Refleja el valor de la lealtad y el dolor por la pérdida irreparable de un héroe en sentidos poemas como La Sangre Numerosa, dedicado a Eduardo García Delgado, aquel soldado joven que escribió con su sangre FIDEL, y Che Comandante , inspirado en la dolorosa pérdida de Ernesto Guevara.
Es Nicolás Guillén el Poeta Nacional, cuya autenticidad llega a este siglo con cierta magia, que lo hace vital, así lo percibo cuando me sumerjo en la lectura de su poesía, siempre presta a despertar la razón y la esperanza.