El secreto de una receta familiar única, la variedad de productos y la aplicación de alternativas innovadoras identifican a la Mini-Industria Mayi de San José de las Lajas, un centro con incremento en sus capacidades de producción y con ventas que ascienden a alrededor de 90 mil pesos mensuales.
Esta entidad perteneciente a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Reinaldo García utiliza el excedente de sus producciones para elaborar sus más de 20 productos, puré de tomate, salsa Vita Nuova, vinagre, vino-seco, mostaza, pasta de ajo, mojo criollo, encurtido de vegetales y pulpa de pimientos.
William Ochoa Pérez, administrador de esa industria lajera expresó que “todas las elaboraciones son ecológicas, no contienen químicos, los colorantes son de los mismos alimentos y la fecha de vencimiento de los productos según certificó el Ministerio de Salud Pública es de aproximadamente un año”
El proceso de envase es sencillo. Gracias a los contratos con LABIOFAM se realiza en distintos tipos de frascos: botellas, potes y pomos de boca ancha y estrecha. Es fundamental porque quedan herméticamente cerrados y no permiten la entrada de oxígeno, causante de fermentación o putrefacción, argumentó la elaboradora Yuselis Roque Rodríguez.
Fundada en el 2011, la mini-industria casera procesa los alimentos a través de máquinas fabricadas por propios trabajadores. Ochoa Pérez agregó que “un trabajador reprodujo una máquina industrial, pero más pequeña con el fin de moler durante tres o cuatro horas entre 200 y 300 cajas de tomate. Así logramos disminuir el tiempo de trabajo y ser más eficientes”
La despulpadora de la pequeña industria separa la pulpa de la semilla, sirve para procesar el tomate, el ají, el mango y posibilita la obtención de semillas para re-utilizarlas, siempre que se transite por un proceso de certificación.
Alimentos como el tomate o el ají se muelen por temporada y la pulpa obtenida se conserva en aras de tener materia prima durante todo el año.
Según expresó a este sitio digital el tecnólogo Orestes López Trujillo la parte más difícil es la zafra, cuando es temporada de tomate, que es a tiempo completo; comenzamos a las siete de la mañana y a veces son las once de la noche y todavía estamos trabajando.
Las ricas producciones Mayi se consolidan en el mercado local y se extienden a otros municipios de Mayabeque gracias a la aceptación de los pobladores, fieles consumidores de este sabor exclusivo transmitido de generación en generación.
Es una experiencia a extender a todas las cooperativas de la provincia para aprovechar al máximo los productos del campo, reducir los precios y propiciar una alimentación familiar adecuada