La noticia sorprendió un día. Añorada por muchos, necesaria. Ocupó titulares en todo el país y aportó nuevos gentilicios: mayabequenses y mayabequinos.
La otrora Habana, para muchos Habana campo, inmensa, con 19 municipios y todas sus dependencias provinciales en la capital de todos los cubanos, requería una mirada y también una decisión que llegó con la aprobación de la Asamblea nacional en agosto del 2010.
Mayabeque es una de las cuatro provincias, junto a La Habana, Camagüey y Guantánamo con nombre de procedencia aborigen, aspecto que refuerza la tradición cultural cubana.
La inspiración en el nombre se remonta a la leyenda que hace referencia al cacicazgo de Habanaguex en el sur de La Habana, y Mayabeque fue el nombre autóctono del río que riega el fértil valle donde se asientan varios de los municipios de esta provincia.
Es distinguido este territorio por una amplia tradición cultural, manifiesta en la herencia afrocubana, notable en ciudades como Güines y Bejucal, este último, escenario de las Charangas de Bejucal, una de las tres fiestas populares tradicionales de más arraigo en Cuba, junto a las Parrandas de Remedios y los Carnavales de Santiago de Cuba.
La nueva división política administrativa permitió que la capital recuperara su nombre verdadero: La Habana y surgieran entonces dos nuevas provincias Artemisa y Mayabeque.
Este noveno día de enero Mayabeque está de cumpleaños. Es la más joven provincia cubana y anda presurosa en sumar mayores conquistas. Avanzar en todos los órdenes, inscribir con esfuerzo y consagración más progreso es el desafío de las autoridades de este territorio y de sus pobladores.
Y es que anima el camino recorrido y compromete la confianza manifiesta en sus hacedores de hechos cotidianos, los mismos que sobresalen en la investigación, el arte, el deporte, la producción, las innovaciones, los que abrazan la agricultura con entereza para sus mejores frutos; también los que defienden la Patria y a diario hacen historia.