Los ruidos, la convivencia y algo más

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Conocer las leyes protege a cada quien pero, también enriquece el conocimiento y alerta ante posibles delitos porque, el desconocer lo establecido no exonera de responsabilidad; la contaminación por ruido muchas veces danza entre la indisciplina social y la falta de conciencia.

La convivencia vecinal da cuentas de determinados excesos que sin lugar a dudas afectan, ejemplo de ello la música extremadamente alta en horarios indebidos, o sencillamente ruidos continuos generados por  algunos en sus hogares que perturban la tranquilidad de otros.

En Cuba a nivel legislativo  la Ley 81/97 de Medio Ambiente, perteneciente al CITMA establece las principales pautas y contravenciones. El Artículo 1 plantea que: “contraviene el orden público quien perturbe la tranquilidad de los vecinos, especialmente en horas de la noche, mediante el uso abusivo de aparatos electrónicos, o con otros ruidos molestos e innecesarios; celebre fiestas en su domicilio después de la una de la madrugada turbando la tranquilidad de los vecinos sin permiso de las autoridades competentes”.

La educación es elemental, lo que se enseña desde los primeros años de vida perdura y contribuye a que el respeto y la consideración habiten porque son imprescindibles para convivir en cualquier espacio,

De ahí que tanto a la familia como la escuela compete también esa responsabilidad, fomentar buenos hábitos, costumbres que tomarán en cuenta al semejante, antes de ocasionarle algún problema.

No se puede renunciar a la idea de formar a mejores generaciones, no solo desde el punto de vista académico, también desde la individualidad misma como persona de bien, capaz de conocer las leyes, sus derechos y responsabilidades y con estos actuar y defender ese mundo mejor que no puede ser una utopía.

Crear conciencia es tarea inmediata, es preciso multiplicar las mejores acciones, es elemental saber convivir, considerar y respetar al otro porque la inconsciencia y la indisciplina no pueden bailar sobre escenarios dolidos y maltratados por sus respectivas esencias.

Hagamos entre todos el pacto a favor del bienestar, cuidemos el medio ambiente, cuidémonos a nosotros mismos y hagamos entre todos un canto a la felicidad pero, sin ruidos.

 

 

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