La vejez no es sinónimo de fragilidad psicológica

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El crecimiento vertiginoso de los casos confirmados de COVID 19, la alta contagiosidad de la enfermedad, unido al número elevado de muertes en el mundo y el confinamiento, han ocasionado que pensamientos y emociones negativas se extiendan. Una situación que amenaza la salud mental de la población y las personas de la tercera edad constituyen el grupo de mayor riesgo.
Según estudios de varias universidades, el aislamiento social repercute en los adultos mayores con una marcada alteración de los niveles de estrés. El miedo y la incertidumbre, sobre cuánto durará esta emergencia epidemiológica, son actualmente una fuente constante de ansiedad para la gran mayoría.
Según los especialistas, sentir miedo o angustia forma parte del proceso y en este sentido no es recomendable negar esos sentimientos. Reconocer lo que sucede es el primer paso para adaptarse a la situación y encontrar maneras de asumirla con sensatez.
Esun error creer que las personas mayores tienen menos recursos psicológicos que los jóvenes. La debilidad física, propia de la vejez, no es sinónimo de fragilidad psicológica. La mayoría de ellos posee bastos recursos para afrontar situaciones de estrés.
No olvidemos que vienen aprendiendo durante toda su vida, tienen más práctica y llevan muchos años enfrentando situaciones que no pueden cambiar. Su experiencia los hace fuertes, aunque es innegable que necesitan apoyo, comprensión y comunicación con la familia.
El verdadero reto es lograr que el necesario aislamiento social, en busca de proteger la salud de los ancianos, no se transforme en una sensación de soledad. Para ello el círculo más cercano debe proporcionarles un contacto sistemático, ya sea por vía telefónica o las redes sociales, hacia personas cercanas de su misma edad.
Es necesario establecer espacios de comunicación que los haga sentirse tranquilos, generar conversaciones sobre temas rutinarios no relacionados con la pandemia y facilitarles informaciones alentadoras sobre el avance de los candidatos vacunales.
Gracias a las nuevas tecnologías estar aislado físicamente no significa estar solos.Siempre que exista comunicación hay interacción y contacto social. Las personas de la tercera edad no necesitan sobreprotección, quizás son más fuertes y preparados de lo que pensamos, ellos también son capaces de alentarnos y aconsejarnos.
Por tanto trasmitirles amor por todas las vías posibles, escucharlos y garantizar su seguridad, son las claves para el bienestar común.

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