Recién comienza un año que sabemos tiene sus complejidades, las cuales debemos enfrentar desde el hacer que a todos nos corresponde.
Cada quien desde su desempeño debe ser óptimo a fin de contribuir a la calidad en la producción y los servicios y que estos existan y satisfagan a la población.
De igual manera corresponde a quienes dirigen, perfeccionar el estilo de sus métodos con la perspectiva de que la unidad, el control, el respeto, la disciplina y un buen ambiente laboral habiten para cohesionar fuerzas y lograr las metas previstas.
2024 es todo un reto, es cierto que preocupa, que no todos comprenden las medidas anunciadas que merecen desde ya más explicación para que el conocimiento apunte a la confianza y a la efectividad que se espera.
Por encima de esta realidad está la necesidad de ser mejores, mejores en todos los órdenes de la vida, mejores en la familia, la comunidad, el centro de trabajo, mejores ciudadanos, en ese mejoramiento va también el éxito, ahí también está la posibilidad del despegue que nos merecemos.
No se puede empujar una carreta si todos no tienen conciencia de cuán importante son los brazos de cada uno y la razón para avanzar.
Es imprescindible reconocer que se necesita ser mejor persona para que los valores resulten el más preciado cimiento de nuestras acciones, para que sea también una necesidad personal e impostergable hacer desde las entrañas por este país nuestro que debe ser mejor.
Para quienes seguimos aquella carrera de Juantorena en Montreal que lo convirtió en campeón, aquella victoria resultó muy de cada uno, junto al atleta estaba el corazón de millones de cubanos que aplaudieron y disfrutaron la victoria, esa es la perspectiva; la unidad para hacer firme la victoria que merecemos.
2024 puede ser un año complejo, hasta la Letra del año deja señales con sus predicciones; la crisis que vivimos, el bloqueo que hace más de medio siglo nos mal acompaña hacen de las suyas, pero, también tenemos el reto y la necesidad de ser mejores que todos los ayeres vividos.
De ese encuentro indispensable con el más universal de los cubanos, nuestro José Martí, llega con total vigencia su pensamiento, también indispensable para todos los tiempos:
“Las cosas buenas se deben hacer sin llamar al universo para que lo vea a uno pasar. Se es bueno porque sí; y porque allá adentro se siente como un gusto cuando se ha hecho un bien, o se ha dicho algo útil a los demás. Eso es mejor que ser príncipe: ser útil.”