La presencia de la mujer en la obra literaria de José Martí es un constante reconocimiento. Su admiración se percibe en esa manera hermosa de distinguirla; así lo manifestó en sus artículos, cartas y poemas.
“Toda la patria está en la mujer: si ella falla morimos: si ella nos es leal, somos”.
“Patria y mujer” es el título de unos versos escritos por el apóstol a mitad de su vida que muestran el conflicto vivido desde la adolescencia hasta su muerte. La patria le exigió el deber y, después de ella, el amor fue ese sentimiento superior que hizo inmenso su interés por la humanidad.
A través de su obra revela cuán importante es la participación espiritual de la mujer desde su propia naturaleza:
(…) las campañas de los pueblos sólo son débiles, cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer; pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel desu cariño- la obra es invencible.
El papel esencial de la mujer en el desarrollo de la sociedad y en la consolidación de las ideas más nobles del progreso lo describe de manera especial: “(…) las ideas (…) no están seguras hasta que las mujeres no las aman”. También afirmó: “La mujer, de instinto, divisa la verdad y la precede”.
A los niños les inculcó amor y respeto hacia el sexo femenino. Tal es así que en La Edad de Oro escribió: “La mujer no es como nosotros, sino como una flor, y hay que tratarla así, con mucho cuidado y cariño, porque si la tratan mal, se muere pronto, lo mismo que las flores”.
Llegar a la obra de José Martí es el mejor ejercicio para reconfortar el espíritu. Una acude a las cartas, los poemas y artículos que escribió y nutren el alma. Para las mujeres de ayer, las de hoy y mañana ahí están esas frases que alivian, estremecen y distinguen.
“Esta mujer cubana, tan bella, tan heroica, tan abnegada, flor para amar, estrella para mirar, coraza para resistir”.
