La lectura, tan necesaria y ausente

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El desconocimiento asombra y muchas veces entristece. Descubrir vacíos de saberes elementales en adolescentes y jóvenes lejos de ocasionar malestar preocupa y constituye una alarma para todos, especialmente para familia y escuela.

Cultivar el conocimiento va más allá de lo recibido en clases, es preciso que  surja la necesidad de investigar, de conocer más y en ello la lectura ocupa un lugar especial

La lectura ha de comenzar a temprana edad y puede mantenerse toda la vida; un libro siempre será una compañía inigualable, pues guardará fidelidad, paciencia, prudencia además de toda la sabiduría que le asiste.

La lectura supone siempre atención, concentración, compromiso, reflexión, es por ello que enseñar a leer y amar este ejercicio debe ser un empeño serio y responsable, y en eso la familia y la escuela tienen alta responsabilidad.

Cuba, se convirtió en 1961 en un país libre de analfabetismo, desde entonces ha sido intenso el esfuerzo a favor de la educación y la campaña por la lectura instó a todos los sectores de la sociedad a prestar atención a esa arista, devenida herramienta imprescindible de trabajo intelectual que pone en acción a la mente y agiliza la inteligencia.

Sin embargo, todavía sus resultados no son los esperados pues aún la parquedad en el lenguaje, el desconocimiento literario reflejan superficialidad y carencia de saberes.

Basta una sencilla encuesta y salta a primera impresión la desnudes en el conocimiento, la pobreza en la expresión, y lo que es peor, en ocasiones un desconocimiento casi total de obras, autores, personalidades imprescindibles de Cuba y el mundo.

Buscar culpas, no es la cuestión, hay espacios que a fuerza de saltos impropios han canalizado que algunos crezcan sin tomar en cuenta la importancia y utilidad de leer.

Cuenta entonces lo que se hace hoy y lo que se debe perfeccionar, cuenta también la responsabilidad de la familia, pues antes que permitir a un niño ver la novela de turno, vale detener el tiempo y compartir una buena lectura, vale visitar una biblioteca, una librería.

Mientras un adulto busque en Internet y copie respuestas para un trabajo investigativo de un estudiante, alimentará el facilismo y el vacío será inmenso

Lo que a temprana edad se enseña queda para toda la vida, cuanta motivación muestren los maestros en las aulas para incentivar el hábito de la lectura prenderá como la buena raíz a la tierra. Cuánto haga la familia para apoyar el estudio y el interés por la lectura repercutirá en la formación integral del educando y también en un mejor ser humano.

El divorcio de la lectura es camino seguro a la mediocridad, no basta comprar cualquier cantidad de libros y hospedarlos en un librero, vale necesitar un libro por compañía, vale enseñar a nuestros hijos o a cuanta persona nos rodea que leer siempre será mucho más que un espacio de tiempo reservado al silencio, es la complicidad para mejorar el espíritu y enaltecer el conocimiento.

 

 

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