La Cumbre del Grupo de los 77 + China: otro abrazo en septiembre

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Septiembre ratificó el abrazo en la heroica tierra cubana. En otra Cumbre histórica, Fidel hablaba de justicia económica para nuestros pueblos, de la experiencia unida para lograr extraordinarios frutos. La Habana recibió hace unos días idéntica vocación: el Sur Global, consciente de que al margen de diferencias, debe cerrar filas para encarar el enorme desafío de vivir.

Entre una cita y otra, pasaron más de 40 años, pero muchas tareas quedan aún pendientes. Los problemas, lejos de resolverse, se agravaron. Escribió el Apóstol, acaso como un signo por desentrañar, que a septiembre le cuelgan los pámpanos por la cabellera. Ante el Grupo de los 77 + China, tras una cita grande, vuelve aquella idea casi bíblica de la gracia solidaria, de cultivar el sarmiento de la vid. En dos palabras: fundar familia.

Nunca será empresa fácil. De un lado está el contenido milenario de los poderosos de dividir para imperar. Por el otro, se encuentran nuestras propias diferencias, es decir, la realidad variopinta del mundo. Y la herencia colonial todavía complica el entramado. En muchas partes, las fronteras impuestas por las metrópolis en perenne pugna, son heridas crónicas por donde sangra el alma de millones.

En la Cumbre del Grupo de los 77 + China, vivió, obró y reunió el recuerdo de Fidel, ocupado siempre en no abandonar jamás a nadie, en quien concurren la misma intransigencia frente a los mercaderes del templo y un espíritu samaritano que engrandeció los conceptos del internacionalismo y de la revolución auténtica. Aún resuena en la memoria admirativa aquel reclamo para cualquier tiempo, al entregar la Presidencia del Movimiento de Países No Alineados a la India en marzo de 1983: No permitir que nada ni nadie nos divida.

El Comandante estuvo sin falta en el eje temático del encuentro: Retos actuales del desarrollo. Papel de la ciencia, la tecnología y la innovación. Sus palabras de septiembre de 1979, discurrieron para otra generación de estadistas, para las generaciones emergentes de este Sur Global: ¡Unámonos para exigir nuestro derecho al desarrollo, nuestro derecho a la vida, nuestro derecho al porvenir!

Su obra despuntó en la tradición heroica del pensamiento cubano. El credo de primero en pensar de Varela, el evangelio vivo del que habló Luz, el principio martiano de ser culto es el único modo de ser libre, sedimentaron en el proyecto de un futuro necesariamente de hombres y de mujeres de ciencia. Y compartir cada conquista con los hermanos del mundo.

En esta reunión intensa en La Habana, se confirmó una razón cardinal de los revolucionarios cubanos. Ni la crisis planetaria de la Covid 19, ni las crueles y oportunistas sanciones del vecino poderoso, que por momentos nos hacen tocar fondo en el sufrimiento, logran rendir al archipiélago rebelde, ni arrancarle su raíz generosa, ni la costumbre de compartir lo poco que se tiene.

La Cumbre del Grupo de los 77 + China, será en lo adelante una referencia necesaria. Su agenda supuso un ejemplar ejercicio democrático. Sus memorias apuntarán el posible sueño multicolor de la mayoría de la humanidad. Pero aún permanecen las mismas tragedias que, en otro septiembre, lejano pero latente en el recuerdo, denunció Fidel: el abismo tecnológico, las diferencias de niveles de vida en relación con las antiguas metrópolis, el intercambio desigual, la crisis económicas, la inflación y el subdesarrollo impuesto a nuestros pueblos por siglos de explotación colonial y el dominio imperialista.

 

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