A más de un año de la presencia del nuevo coronavirus, la situación epidemiológica en Cuba da cuentas de su propagación y del aumento de fallecidos.
La realidad asusta, Mayabeque entre las provincias de mayor índice de contagios, y San José de las Lajas entre los municipios de mayor infestación. Evidentemente, todavía prevalecen insuficiencias y la indisciplina puntea.
La Covid-19 como ha dicho el doctor Durán no es catarro pasajero, es letal y el principal escudo para evitarlo es la disciplina, el estricto cumplimiento de las medidas establecidas. Se trata de cuidarse desde la individualidad y de cuidar a los demás. Se trata de ser consciente de la situación que vivimos.
La vida nos da señales y esta es una, a la adversidad se enfrenta con responsabilidad y conciencia, también con recursos que no siempre están. Es menester estar preparados ante este tipo de peligros y es preciso comprender cuán importante es desde los primeros años de vida, que familia y escuela enseñen y afiancen valores como la disciplina y la responsabilidad.
No es secreto que la indisciplina abunda, y la irresponsabilidad de muchos le da la mano, que la falta de percepción de riesgo señorea, aun cuando se conocen los puñetazos que propina la Covid: miles de contagios diarios en los últimos días.
La vida es esa escena donde ponemos a prueba cuan aficionados somos al no entender la magnitud del problema que hoy nos hostiga, y que requiere de una actitud responsable.
La transmisibilidad del virus y sus nuevas cepas asusta y obliga a multiplicar cuidados. La esperanza está en la efectividad de las vacunas pero también en cuánto podamos hacer desde la individualidad para detener la propagación.
Pongamos a prueba la sensatez y la cordura, no echemos por la borda el esfuerzo y desvelos de científicos y profesionales de la salud.
En esta realidad que vivimos va la entrega sin límites de los que buscan soluciones y freno a la Covid, hombres y mujeres de ciencia, de la biotecnología cubana cuya consagración y perseverancia apunta con certeza a la defensa de la vida.
Entonces, no esperemos tener demasiado cerca a la Covid para llamarnos a capítulo, hagamos nuestra parte, la Covid no perdona negligencias, cada quien haga lo que le corresponde, hagamos posible la Victoria que nos merecemos para alcanzar la normalidad, en la que por ahora estamos en lista de espera.