El alegato La Historia me Absolverá guarda una correspondencia exacta con la epopeya del 26 de julio de 1953 cuyo denominador común es siempre Fidel, quien perennemente tuvo la audacia para encarar con las armas al tirano, como para sostener en aquel minuto de brumas que la revolución es una fuente de derecho.
El hombre que transitó de acusado a la condición de acusador refrendó desde el mejor pensamiento universal que la resistencia contra los opresores es ciertamente un derecho y el camino a la victoria.
Animaron siempre al líder cubano las ideas del maestro, porque fue sin dudas el autor intelectual del Moncada y como dijo Nicolás Guillén su poema, “te lo prometió Martí y Fidel te lo cumplió”
Para comprender la alborada de julio de 1953 y los días posteriores al triunfo revolucionario, La Historia me Absolverá supone el mejor registro documental por su valor histórico y calidad literaria. Cada palabra justamente en su lugar, como cuando describe al sátrapa, o cuando habla de su entrañable hermano Abel Santamaría. Son los dos polos humanos, desde una misma perspectiva.
En ese fundamento político-literario Fidel acredita a la Revolución como la única forma de cambiar el mundo y perfeccionar una obra social y humana por muy justa que logre ser.
La Historia me Absolverá recuerda en imágenes literarias que la libertad es un hecho que pasa por la cultura, y que será preciso siempre conquistar toda la justicia.