Cambiaste el rumbo de la historia y nos hiciste más humanos a todos, más sensibles, más patriotas, más cubanos. Y nos dijiste que leyéramos que pensáramos, que cuidáramos de la historia y nos enseñaste a ser parte de ella.
Sabías como sería todo, avizorabas desde aquel primero de enero, que sería complejo, que no sería fácil frente a un vecino que no resistiría una revolución verdadera en sus propias narices. Lo sabías, nos alertaste y nos convocaste a seguirte y te seguimos.
Primero tu generación y la de mis padres, después la mía que como yo en la inmensa mayoría te amó y respetó. Ahora la de muchos jóvenes que junto a tu pueblo y el mío juran lealtad a tu pensamiento y obra. Y me debato entre la duda de hablar de ti en presente o en pasado. Decido por el presente porque estás ahora gigante, ahora eterno, pidiéndonos la unidad como garantía de continuidad y así será Fidel. Sigue tranquilo hacia el encuentro con José Martí, el maestro, dile sin temor alguno, sin duda alguna “Te lo prometí Martí y lo cumplí”. Tú como nadie sabes que la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.