“Felicidades papá”, frase corta pero plena de amor, se escuchará y leerá este 18 de junio, y es que cada tercer domingo del sexto mes del año en Cuba se celebra el Día de los Padres.
Padre no es cualquiera. Padre es aquella persona que ama y cuida, que enseña y nunca se cansa, que pierde el sueño ante la enfermedad de un hijo, que siempre tiene tiempo para atender y entenderle, aun cuando sea escaso.
Aunque es popular el dicho “Madre es una sola, padre es cualquiera”, la vida demuestra que la paternidad no es un título nobiliario pero sí una categoría humanísima y de infinita sensibilidad, que surge desde el embarazo, desde ese anuncio de la existencia de un nuevo ser que en nueve meses hará su aparición en este mundo.
Sé de hombres que han sido infinitamente felices cuando conocieron que serían padres, se de otros que llevaron como en sí mismo el embarazo y estuvieron al tanto de cada detalle y lamentablemente de otros porque los hay, que se negaron al reconocimiento de sus descendientes, también de algunos que se limitan a la entrega de la manutención y ya.
La historia abriga grandes ejemplos de paternidad, a Carlos Manuel de Céspedes se reconoce como El Padre de la patria, por un acto extraordinario de amor a los cubanos, a quienes también consideró sus hijos.
El capitán general de la isla, tras tener prisionero al hijo de Carlos Manuel de Céspedes le hizo una propuesta: “En mi poder prisionero por fuerzas de mi mando su hijo, Oscar de Céspedes. En sus manos de usted queda su salvación, dígame por el puerto que quiere embarcarse para darle absoluta garantía”.
“Duro se me hace pensar que un militar digno y pundonoroso como V. E. pueda permitir semejante venganza, si no acato su voluntad, pero si no lo hiciere, Oscar no es mi único hijo, lo son todos los cubanos que mueran por nuestras libertades patrias”.
El tercer domingo de junio es el día seleccionado para agradecer y felicitar a estas personas especiales, algunas con la doble experiencia por transitar por la abuelidad, otras por no ser padres biológicos pero como si lo fueran, porque han asumido desde el corazón esa tamaña responsabilidad.
Sirva este tercer domingo de junio para honrar a quienes, “no son cualquiera”, sino a quienes son amantísimos padres, amigos de sus hijos, guardianes eternos, personas especiales merecedoras de todo respeto y admiración.