Hay veces donde la investigación y la creación artística concurren en un mismo continente personal. Cuando esto sucede estamos ante un ser dotado de talento y genialidad. Felicia Hernández Lorenzo, escritora de Güines, es una de esas mujeres apasionadas por las artes y las letras, donde la lírica y la narrativa encuentran cobijo.
De su quehacer artístico se conoce su vocación por la poesía y en ella la décima. No podemos repasar su obra sin mencionar los libros Con irreverencia y gratitud,y Rapsodia en A menor,(ambos Decimarios) y Un azul de agua pulida. (Poemario para niños). De Felicia también se conoce el textoEl cazador de signos. Cuentos y el libro de ensayos titulado Desde la excomunión a la escritura.
En ella habita la maestra y comunicadora. Se distingue por su trabajo como profesora universitaria y excelente comunicadora en los medios audiovisuales. Felicia es de esas autoras con una sensibilidad exquisita. Sus poemas están atrevidamente salpicados por el amor y el optimismo. En cada texto se nota un encanto trovadoresco que revela su pasión por la música.
La cubanía es en esta mujer leitmotiv, por ello, es un privilegio de tenerla como una de las grandes escritoras contemporáneas de nuestra provincia.
Su obra literaria la han hecho merecedora de la Medalla “José Tey” otorgada por el Consejo de Estado, de la Distinción por la educación cubana y la Placa de reconocimiento de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y del Sello conmemorativo fundación de la provincia de La Habana por la Asamblea Provincial del Poder Popular.
Asimismo, ha recibido premios y menciones en importantes concursos literarios por su obra destinada para niños y jóvenes.
Leer a Felicia Hernández es explorar caminos de la historia y la cultura con aliento poético y renovador. Y esa cubana se verifica esta vez en su libro En busca de un sorbo de luz, dedicado a la obra del poeta güinero Francisco Riverón, considerado uno de los más importantes decimistas del siglo veinte en Cuba.