El pensamiento Pro-Patria, por siglos

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En la segunda mitad del siglo dieciocho, en aquellos tiempos del denominado despotismo ilustrado, tanto en España como en las tierras de este lado del océano, proliferaron las denominadas sociedades patrióticas. Pero fue la de La Habana, fundada el 9 de enero de 1793, la que trascendería los límites de tres siglos, para llegar útil y necesaria hasta nuestros días.

La Sociedad Económica de Amigos del País arribó a los 229 años de creada. Como ha venido ocurriendo a lo largo de esta larga historia, la Sociedad Económica de Amigos del País se honra a sí misma en cada reconocimiento extendido. En sus páginas memorables se inscribió la elección del siempre presente Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas, Eusebio Leal Spengler, como presidente de honor.

De esa forma, la institución más antigua de Cuba mantiene viva la utilidad, a partir de la obra de sus miembros más entrañables. Y en una misma línea del tiempo, el Historiador de La Habana que aún parece recorrer tareas inconclusas en la ciudad amada, aparece inscrito en la extensa nómina de la ilustración fundadora de patria, desde José Agustín Caballero, Tomás Romay, José de la Luz, Félix Varela, hasta este propio instante que transcurre.

Sabe atemperarse la Sociedad Económica de Amigos del País a cada coyuntura histórica. La Revolución cubana –por ejemplo—hizo posible que la mujer fuera un actante imprescindible en el mundo científico. Los estatutos contemplaban que sus miembros serían únicamente hombres. En 1993 todo cambió. En ese año del bicentenario de la institución, la inmensa mayoría de los cargos quedaron en manos de mujeres. Es decir, que el funcionamiento mismo de la Sociedad Económica de Amigos del País, implicaría desde entonces un ensayo en ciernes sobre posibles marcas de género en la disquisición científica en Cuba.

Había un pensamiento muy conservador en la mayoría de los fundadores hace 229 años, pero en ellos vibraba ya el sentir criollo, la génesis de lo cubano, el parto de una nación. Eso explicaría que en su continuidad, la Sociedad Económica de Amigos del País fije su lema primigenio, Pro-Patria, en la obra social y humana más grande de la historia universal.

Y lo hace a partir de aquel principio de pensar primero expuesto por Varela, de levantarnos para todos los tiempos como reclamó Martí, de tener conciencia y voluntad de ser cubanos como dijo Ortiz, de salvar primero a la cultura como en circunstancias brumosas nos pidió vehementemente Fidel.

 

 

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